No es tan sencillo. Una de las limitantes para aprovechar el hidrógeno verde en México es la falta de regulación. Sin embargo, ¿cómo regulas una industria que todavía no existe, o más bien, que todavía no está completamente desarrollada? Hoy en día, el hidrógeno en materia técnica-operativa, seguridad industrial y regulatoria, tiene un tratamiento similar al del gas natural. No obstante, con la adopción de procesos de producción más sustentables, se requiere de una regulación específica.
Para entender el contexto, en la actualidad México consume 2,700 toneladas de hidrógeno producido a partir de combustibles fósiles, generando enormes cantidades de emisiones de carbono. El tema se pone interesante cuando optamos por producir hidrógeno mediante energías renovables que al utilizarse solo genera vapor y agua. Sin embargo, es una situación compleja porque esta tecnología aún no es comercial.
Recordemos que, hasta ahora, el hidrógeno más rentable en el mercado es el café y el gris. Pareciera entonces que el meollo del asunto es económico y que habría que incentivar a la industria antes de regularla. Si recordamos el caso de las celdas solares, tuvo que pasar más de una década para que la tecnología fotovoltaica fuera competitiva. Sin embargo, mediante incentivos financieros y tecnológicos, hoy la energía solar es la más barata del mundo y de mayor crecimiento en el mercado.
Partamos de la premisa de que la regulación y hacer madurar una industria tienen que ir de la mano; una necesita de la otra. Podemos incentivar a los grandes consumidores industriales para utilizar hidrógeno verde, así como a los creadores de la tecnología y así mismo darles certeza regulatoria en proyectos in situ, tomando como referencia la normatividad ya existente y fortaleciéndola.
México ya no tiene los mismos obstáculos para hacerlo como otros, debido a la información y mejores prácticas que está generando la comunidad internacional. Más de 20 países publicaron su Ruta Nacional de Hidrógeno Verde, creando las condiciones, incentivos, regulación e investigación sobre los usos y aplicaciones de esta tecnología.
Las estrategias nacionales y hojas de ruta resultan emocionantes, pero imaginemos todo el trabajo que implica establecer metas y coordinar a las distintas instituciones públicas de energía, medio ambiente y movilidad debido a sus aplicaciones. Entre ellas, agencias y órganos reguladores; iniciativa privada, consumidores industriales, desarrolladores de la tecnología; comunidad académica, etc.
Ni regular ni incentivar a la industria del hidrógeno verde son el primer paso. Generar una ruta, planificar, involucrar a las partes interesadas, considerar la maravillosa posición privilegiada que tiene México frente a otros países; el potencial de sus recursos, infraestructura, y más, son el primer paso para comenzar a desarrollar su aprovechamiento.
Evidentemente, se requiere el compromiso del gobierno y afortunadamente en México existimos varios entusiastas del hidrógeno: organizaciones, asociaciones, agencias y comisiones estatales. Será cuestión de tiempo para que la tecnología se vuelva madura y, quienes logren hacerlo, generarán grandes beneficios de una verdadera energía sustentable.
Es cierto que la tecnología presenta algunas limitantes, pero es probable que el hidrógeno verde no tarde más de una década en volverse competitivo, debido a ese mismo compromiso que otros países comparten. Más allá de eso, también debido a que la transición energética avanza a pasos agigantados y requiere de tecnologías más efectivas que aseguren descarbonizar las cadenas de valor demandantes de energía. Ese es el parteaguas del green hydrogen.
Hacer una estrategia nacional, incentivar a la industria y regularla, es el camino ideal para México. Si consideramos a los países de la Unión Europea, el mercado asiático y norteamericano, así como la región latinoamericana, la mayoría se encuentra realizando estas acciones. Le llaman la diplomacia del hidrógeno, donde la cooperación internacional abunda en el tema. México tiene el potencial y los agentes para lograrlo y no se puede quedar atrás.
(Foto: Torre Eiffel encendida con pilas de combustible de hidrógeno verde, en energy-observer.org)
*María Valencia Gómez es egresada de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), estudió la Licenciatura de Relaciones Internacionales. Trabajó en la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) como asesora del Órgano de Gobierno en temas de regulación energética, así como de la Secretaría Ejecutiva con funciones de vinculación institucional, asuntos legislativos e internacionales.Durante su carrera profesional se ha interesado en las nuevas tecnologías de transición energética, así como de la implementación de políticas de género en las organizaciones de giro energético. Actualmente es Directora de Vinculación Institucional y Titular de la Unidad de Igualdad Sustantiva de la Agencia de Energía del Estado de Puebla.Además, es Secretaría General del Clúster Energético Poblano, proyecto que impulsó desde sus inicios como una agrupación de empresas, academia y gobierno de la industria energética en el estado de Puebla. Así mismo, es participante activa de Voz Experta, iniciativa que visibiliza a expertas en sectores estratégicos predominantemente masculinos.
Twitter: @MValenciaGomez @EnergiaPuebla