Álvaro Ríos Roca* / para Energía a Debate
Hasta finales del año 2019 aun teníamos una visión positiva sobre la ecuación gasífera en el Cono Sur y hasta avizorábamos un posible superávit de producción de gas natural hacia el 2025 (vea artículo aquí).
Las empresas en Vaca Muerta, Argentina, empezaban a perforar, bajar costos y elevar producción. Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) y las pocas empresas privadas que aún operan en Bolivia tenían algunos prospectos exploratorios que podían descubrir nuevas reservas y nueva producción al 2025.
La producción de gas natural asociada al petróleo en el Presal en Brasil parecía venir viento en popa y se esperaba que se inyectara menos gas y se destinara más gas al mercado interno. Asimismo, se avizoraba una lenta y complementaria penetración por parte del gas natural licuado (GNL) flexible importado.
Sin embargo, nada de lo anterior aconteció y todo indica que la integración entre los tres países está fracasando y vamos camino a importar ingentes cantidades de GNL en todo Cono Sur, principalmente a Brasil.
El mercado de gas natural en Brasil está bajo una profunda y avanzada reforma para dejar atrás el monopolio que ejercía Petrobras en toda la cadena, el cual resultó devastador para los elevados precios que pagan los usuarios finales. Por esta razón, las empresas demandantes de gas en Brasil se encaminan a buscar oferta de producción nacional, principalmente offshore, de importaciones de Bolivia, de GNL y, por qué no, plantear importaciones de gas natural desde Argentina (vea artículo aquí).
La producción de gas natural en Bolivia está en franca declinación y la escasa exploración convencional no ha dado los resultados que se esperaban. La oferta de gas natural de Bolivia ya no estará disponible como en el pasado para Brasil y ese gas debe ser reemplazado de algún lado. Lo anterior deja los gasoductos en Bolivia con cada vez mayor capacidad ociosa para llegar desde la frontera con Argentina hasta la frontera con Brasil. Y también deja con capacidad ociosa al gasoducto de Transportadora Boliviana de Gas (TBG) en el lado de Brasil que, si no se usa, será revertido.
Toda esta capacidad sin uso de transporte prevista debe y puede utilizarse. Es más, se puede plantear almacenamiento subterráneo en Bolivia que sirva para optimizar las oscilaciones y estacionalidad de producción y demanda. Es decir, pico de demanda en invierno en Argentina y estiaje en Brasil. Sería un verdadero proyecto de integración gasífero utilizando infraestructura existente y ociosa.
La alternativa óptima es que el gas ya descubierto (shale gas) en Vaca Muerta, con explotación eficiente y de escala, puede lograr muy bajos costos de producción, como ya se ha demostrado, y llegar al gran mercado de Brasil. No olvidar que la producción de gas natural del noreste argentino está también en franco declive, región que depende de la producción, ahora declinante, de Bolivia. Por lo tanto, tarde o temprano las empresas en Argentina tendrán que revertir con inversiones marginales el gasoducto de Transportadora de Gas del Norte (TGN) para abastecer el norte argentino y llegar así a la frontera con Bolivia.
Mientras tanto, Bolivia podría mejorar su legislación y lograr mayor exploración para sacar recursos que están bajo la tierra. El gas de Argentina puede fluir desde Bolivia sin problema al gran mercado en expansión de Brasil. ¿Por qué esperar? Y si no hacemos esto que se propone, se tendrá que importar vía GNL gran parte de la demanda de Brasil.
¿Qué pérdidas estimadas tendría esta desintegración gasífera para el Cono Sur? El negocio iría a beneficiar a los países que exportan y transportan GNL. Un rápido análisis para un gas competitivo en Sao Paulo de entre 6 a 7 dólares por millón de BTU que compita con el GNL importado indica que el Cono Sur dejaría de percibir los siguientes ingresos entre 2023 y 2033. Producción de gas Argentina: 5,600 millones de dólares (MMUSD). Transporte de gas Argentina: 3,500 MMUSD. Transporte de gas Bolivia: 1,500 MMUSD. Transporte de gas TBG Brasil: 1,650 MMUSD. Para un total de 12,250 MMUSD. ¿No sería entregarle estos recursos en bandeja de plata al negocio del GNL y que el TBG se revierta en breve?
*Ex ministro de Hidrocarburos de Bolivia y actual socio director de Gas Energy Latin América.