El 9 de diciembre de 2018, después de casi 40 años desde que Pemex construyó su última refinería, mi paisano el presidente Andrés Manuel López Obrador puso la primera piedra de la Nueva Refinería de Dos Bocas, en el municipio de Paraíso, para producir diario gasolina, diésel, azufre y propileno, a tan solo unos metros de áreas naturales protegidas, manglares y la laguna de Mecoacán que surte alimentos frescos a miles de tabasqueños.
Como Diputada Federal en ese momento, le prometí a mis paisanos que iba a asegurarme que las cosas se hicieran bien, con transparencia, eficiencia y de la mano de los expertos. Por eso solicité recorridos en la obra que fueron negados, solicité vía Transparencia los proyectos de inversión y factibilidad que no existían, solicité la manifestación de impacto ambiental que jamás cumplieron y solicité la información del ejercicio de los recursos financieros que a la fecha nadie conoce.
“…puedo asegurarles que la obra más opaca de la historia del Gobierno de México es la Refinería de Dos Bocas”.
Hoy, a casi 4 años, puedo asegurarles que la obra más opaca de la historia del Gobierno de México es la Refinería de Dos Bocas. Nadie sabe qué pasa ahí adentro, los trabajadores han organizado huelgas que se han minimizado, sus uniformes se han teñido de sangre, los paraiseños se preguntan cuándo se irá el polvo que respiran, así como los vehículos de carga pesada con material peligroso de sus calles.
Hagamos un recuento. El primer anuncio que hizo el director de Pemex, mi también paisano Octavio Romero, fue que la refinería costaría 8 mil millones de dólares (mdd), aunque para octubre de 2020 aseguró que ya serían 8,900 mdd. Recordemos que quien construye este proyecto es la empresa filial PTI Infraestructura de Desarrollo S.A. de C.V., según acuerdo del Consejo de Administración de Pemex de mayo de 2019. Esta estrategia dificulta mucho conocer el monto de los recursos asignados y, mucho más complejo, conocer cuánto, quiénes y cómo se ha ido ejerciendo este recurso; pero a cuenta de lo aprobado en los presupuestos federales, llegamos a una suma de 166 mil millones de pesos.
De hecho, en la auditoría 2019-6-90T9N-19-0421-2020 la propia Auditoría Superior de la Federación revela que el gasto no se registra en los Programas y Proyectos de Inversión de Hacienda por estar desarrollados por una filial que no está obligada a hacerlo, y concluye: “De todo lo antes descrito, se observó una inadecuada programación de los recursos, ya que no se identificó la trazabilidad y seguimiento desde la autorización y ejercicio para el proyecto de la Nueva Refinería de Dos Bocas, lo que resta transparencia y rendición de cuentas, ya que la información no es clara ni accesible al público en general, al ser un proyecto estratégico de la entidad fiscalizada.”
Otro aspecto de tremenda importancia es que, derivado de las auditorias 2020-6-90T9N-22-0444-2021 y 2020-6-90T9N-22-0442-2021, se desprende que prácticamente todas las asignaciones de estos contratos multimillonarios fueron asignaciones directas, lo que viola totalmente el principio establecido en el artículo 134 de nuestra Constitución sobre privilegiar las licitaciones públicas y asegurar así menores costos y más competencia.
En ambos pliegos el fiscalizador llega a la siguiente conclusión: “Los procedimientos de adjudicación directa e invitación deben utilizarse como excepciones a los concursos abiertos, o su equivalente licitación pública, y no al revés”, ya que en el paquete 4 ningún contrato se adjudicó por este procedimiento y en el paquete 6, de 15 contratos, solo uno se adjudicó por este procedimiento.
Reitero desde este espacio que nunca he estado ni estaré en contra de proyectos de inversión en mi estado; al contrario, necesitamos 10 megaproyectos del tamaño de Dos Bocas. Sin embargo, lo correcto es vigilar que nuestros impuestos se usen de manera adecuada y que se generen los empleos que tanto necesitamos.
Desde aquí exhorto a la secretaria de Energía, Rocío Nahle, que honre su chamba como funcionaria federal y nos autorice a todos los legisladores del Congreso de Tabasco a dar un recorrido de supervisión, así como a implementar una mesa de trabajo donde participemos para asegurar la transparencia de este megaproyecto.
Las opiniones vertidas en la sección «Plumas al Debate» son responsabilidad exclusiva de quienes las emiten y no representan necesariamente la posición de Energía a Debate, su línea editorial ni la del Consejo Editorial, así como tampoco de Perceptia21 Energía. Energía a Debate es un espacio informativo y de opinión plural sobre los temas relativos al sector energético, abarcando sus distintos subsectores, políticas públicas, regulación, transparencia y rendición de cuentas, con la finalidad de contribuir a la construcción de una ciudadanía informada en asuntos energéticos.