La inflación general en el país alcanzó 7.88 por ciento en la primera quincena de junio, lo que representó su nivel más alto desde enero de 2001.
En el apartado de los energéticos, el gas natural doméstico es el que acumula la mayor alza anual, pues su precio se incrementó 18.66 por ciento en el último año, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
En segundo término aparece la electricidad, que según el organismo tuvo un incremento de 10.66 por ciento anual.
Pese a las ingentes cantidades de dinero que inyecta el gobierno federal a las gasolinas a través de subsidios y estímulos fiscales, estos combustibles siguen al alza.
En el caso de la gasolina Magna, el incremento fue de 7.22 por ciento anual, mientras que para la Premium el incremento fue de 7.71 por ciento.
Dentro de los energéticos que mide el INEGI, el gas doméstico LP fue el único que presentó una baja, al ubicarse en -1.5 por ciento.
Los indicadores energéticos forman parte de la inflación subyacente.
“Si bien el componente no subaycente no determina la trayectoria de la inflación general, ya que incluye productos cuya variación en precios tiende a ser volátil, sigue siendo un componente relevante para la determinación de la política monetaria. Esto se debe a que choques sobre precios de energéticos o productos agropecuarios también inciden sobre las proyecciones de inflación a largo plazo y elevan el riesgo de un desanclaje de expectativas”, señaló Gabriela Siller, directora de Análisis Económico de Banco Base.
Cómo consecuencia de las altas tasas de inflación, el Banco de México anunció por l tarde un incremento de 75 puntos base en la tasa de interés referencial, para ubicarla en 7.75 por ciento, su mayor nivel desde noviembre de 2019.
Esta es la primera vez en la historia que el Banco de México implementa un incremento de 75 puntos base.