Hace unas semanas inició en México la Fórmula E, un evento que ve aumentar el número de sus aficionados y que va tomando cada vez más relevancia.
Además de la carrera, la Fórmula E se convierte en el espacio de exposición de las empresas que intervienen en la industria de la movilidad eléctrica, que va más allá de autos eléctricos como tal. Y ojo aquí: decir auto eléctrico y pensar en Tesla es como creer que todos los autos de combustión interna son BMW. Pero bueno, el fenómeno va aumentando.
El fenómeno crece tanto que incluso el gobierno federal –tan reacio a ver al futuro– intenta subirse al barco mediante el proyecto de litio en Sonora. El asunto es que viene una electrificación de la movilidad y no solo del auto particular. Tal vez llegue el momento en que la movilidad tenga una fuerte competencia con el hidrógeno, sobre todo en carga pesada, pero es un hecho que viene una revolución importante en el transporte en el mundo, por transporte más limpio.
¿Cuál es la diferencia entre autos eléctricos y de combustión interna? Muchísima.
Primero, la eficiencia. Toda la energía que pierde un auto de combustión interna, reflejada en la necesidad de un radiador, es energía que en un auto eléctrico simplemente no se genera y, por lo tanto, no se desperdicia.
Incluso los autos eléctricos (incluidos los de competencia, como los de la Fórmula E) tienen un sistema de regeneración; es decir, aprovechan algunos movimientos del propio auto para generar energía eléctrica que alimenta sus baterías. Además, un auto eléctrico no requiere estar encendido todo el tiempo, solo se enciende el motor cuando avanza. Ahí otra ventaja de eficiencia energética sobre los de combustión interna.
El costo energético es otro punto. Mientras los combustibles fósiles están en un mercado incierto porque sucesos como la guerra en Europa del Este pueden mandar los precios al cielo, la movilidad eléctrica podría alimentarse incluso con paneles solares en sitio, lo que significa costos mucho más bajos y estables.
Ahora, la revolución del sector no es solo llevar autos eléctricos y ya. Algunas empresas como Enel-X en México han apostado por el cambio a lo eléctrico en el segmento del transporte público. Importante porque, además, este transporte mueve a más de 70% de la población en el país. Enel-X participa ya en la electrificación del Metrobús en la Ciudad de México, algo que puede llevarse a todas las líneas BRT del país, como las que ya operan en Puebla, León y Guadalajara, entre otras.
Regresando al tema de la carrera, la diferencia con la Fórmula 1 y otras es relevante. El ruido de los autos es mínimo, nada que ver con el de los autos con base en combustibles; son unidades con dos motores, de 350 kW el trasero y 250 kW el delantero, que deben mantenerse en buen equilibrio para el desempeño adecuado del auto. La falta de pericia hizo, por ejemplo, que un piloto que venía de Fórmula 1 derrapara casi al inicio de la carrera. O desaceleró mal el motor frontal en la curva o aceleró de más el motor trasero.
Esta carrera es una de las primeras neutrales en emisiones del mundo. Se usó energía limpia para alimentar los autos, pero también para el evento. Si acaso, el helicóptero que se usó para monitorear la competencia fue el “negrito en el arroz”.
¿Cuál es la relevancia de la electrificación del transporte?
Los sectores energético y de la movilidad emiten la mitad de los gases de efecto invernadero del país, según el inventario de emisiones del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC). Aunque esta cifra puede ser mayor, dependiendo de la metodología de cuantificación.
“La revolución de la movilidad eléctrica va creciendo”.
Si la fama es lo que procede a las grandes transformaciones, la Fórmula E parece ser esa que le da impulso a la transición energética. Nos muestra que la revolución de la movilidad eléctrica va creciendo y, entre tanto, ya tiene un lúcido espectáculo de carreras.
¡Que venga la popularización!
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