Es por todos sabido que la empresa de uno de los hombres más ricos del mundo tiene ganas de invertir la friolera de 10 mil millones de dólares en una gigafábrica de autos y baterías de la marca Tesla.
Es por todos sabido que Elon Musk quiere ponerla en Nuevo León con base en un Plan de Negocios, como todo empresario que sabe lo que hace.
Pero también es sabido que el presidente de México no quiere que la fábrica se quede en Nuevo León. La “razón” es la disponibilidad de agua.
Andrés Manuel López Obrador quiere que Tesla se instale en Hidalgo, cerca del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles -en un capítulo más de usemos el aeropuerto a fuerza-, o bien, en el sureste.
Aquí hay que considerar varios factores: el primero de ellos es la distancia. La fábrica de Tesla producirá mayormente para Estados Unidos. Es obvio que Nuevo León está mucho más cerca de la frontera que Hidalgo o el sureste, lo que implica menores costos logísticos. Segundo: la disponibilidad de energía limpia y la disponibilidad de energía en general, es insuficiente en la zona centro para abastecer lo que ya existe en la región, por lo que se importa energía de otras.
Obviamente en Tesla están calibrando, y puede que hasta desanimándose, sobre el futuro de esta inversión.
El presidente fue tajante: si quieren instalarse en Nuevo León, no se entregarán los permisos. ¿Permisos en materia de agua?
Pero es complicado que la empresa de Elon Musk tenga un Plan de Negocios alternativo al vapor para saber si le conviene o no cambiar la ubicación geográfica de su planta en México.
También es necesario integrar en los factores políticos del presidente que Nuevo León no es un estado morenista.
Dice la sabiduría popular que del plato a la boca a veces se cae la sopa. ¿Qué nos espera en el futuro?
Más incidentes en Pemex
En menos de 24 horas, la petrolera registró tres incendios: uno al mediodía del jueves en la refinería de Minatitlán, el segundo apenas tres horas después en Tuzandepetl, Veracruz.
Y el viernes, hubo otra conflagración, ahora en la flamante y muy presumida refinería de Deer Park, específicamente en una de las dos unidades de destilación de crudo. “Uno de los aspectos que ha permitido que esta refinería tenga un nivel de utilización del 85 por ciento, es la planeación y ejecución de sus mantenimientos de forma sistematizada con gran disciplina”, dijo Romero Oropeza apenas el 24 de enero.
La planta de Minatitlán también está recibiendo importantes inversiones para rehabilitarse y tener una mayor capacidad de producción.
¿Cómo andarían las cosas si no estuvieran trabajando como dicen?
A un año de la guerra
El viernes pasado se cumplió un año de la guerra entre Rusia y Ucrania: después de 365 días, parece que el mercado absorbió los impactos energéticos, pues los precios del petróleo y el gas natural están ya en niveles previos al inicio del conflicto bélico.
Pero la historia está lejos de terminar: Rusia amenazó con reducir 25% sus exportaciones, mientras que occidente mantiene un embargo contra cualquier producto derivado de los hidrocarburos.
La inestabilidad está lejos de terminar, pues mientras el conflicto se mantenga vigente, las acciones de los dos bandos pueden generar picos y valles en el valor de los hidrocarburos, donde al final, los más afectados somos nosotros.