Durante los últimos años se ha intensificado la discusión acerca de la impostergable necesidad de descarbonizar la matriz energética como un medio para reducir y eventualmente revertir los riesgos físicos del cambio climático. La necesidad de transformación está tan presente que incluso empresas petroleras, como SoCalGas, ya han manifestado su objetivo de ser Net Zero para el 2045.
El sector petrolero será uno de los grandes perdedores si no se anticipa y transforma a tiempo. En los próximos 30 años esta industria mutará de ser una productora de combustibles a convertirse progresivamente en una proveedora de materia prima (i.e. LPG, etano y naftas) para la petroquímica.
La industria de petróleo y gas enfrenta tres revoluciones existenciales con efectos acumulativos en la demanda de sus productos. La primera revolución es una mayor y más acelerada penetración de energías renovables. Diversas prospectivas indican que para el 2030 el 50% de la electricidad se producirá a partir de energía renovable y nuclear. Esto desplazará una proporción importante del gas consumido en las plantas de ciclo combinado.
“La industria de petróleo y gas enfrenta tres revoluciones existenciales con efectos acumulativos en la demanda de sus productos”.
La segunda revolución que expertos estimaban para el 2030 ya se está experimentando en la actualidad y es el uso cada vez más frecuente de baterías para el almacenamiento de energía renovable por espacio de 4 a 6 horas. El costo de las baterías se ha reducido en los últimos 12 años en 85%. Las baterías es un gamechanger, ya que desplazará a las energías fósiles que se emplean para la producción de electricidad en los extremos del día, tanto de la mañana como de la noche. Las baterías para automóviles permitirán que para 2040 un tercio de los vehículos a nivel mundial sean eléctricos con el consecuente desplazamiento de los petrolíferos.
La tercera revolución es el uso masivo del hidrógeno verde como una (i) fuente tanto de energía (ii) como de almacenamiento y (iii) materia prima. El hidrógeno es una fuente de energía que funciona mejor para sistemas de transporte de largo trayecto, como los barcos. Si el hidrógeno verde llega a tener un costo de un dólar por kg podría incluso ser utilizado como combustible sintético en la industria petroquímica.
En síntesis, estas tres revoluciones generarán ganadores y perdedores en diversos sectores de la cadena de O&G. Los perdedores serán la actividad de exploración, los megaproyectos de largo tiempo de desarrollo, la refinación, los oleoductos y poliductos. La producción de gas (especialmente el húmedo), el procesamiento y transporte de gas verán una actividad creciente por 15 años antes de empezar a declinar en importancia.
Ante este panorama, las petroleras han hecho incursiones bajo estrategias muy diferentes a los sectores renovables y petroquímicos. La selección del sector al cual puedan migrar las petroleras estará influenciado por el nivel de competencia core que enfrenten en el nuevo sector y las competencias que puedan utilizar en otros sectores. A manera de ejemplo, en el sector petroquímico existe alto nivel de competencia y las petroleras internacionales apenas tienen una presencia de alrededor del 10%. Se ve más probable que la integración vertical en la industria petroquímica se dé por los incumbentes.
Si se observa la estrategia de diversificación de Shell, Total, Equinor, BP, Repsol y Eni, se puede apreciar que estas empresas han incursionado con fuerza en:
- Dos terceras partes al negocio de parques solares.
- Dos terceras partes a hidrógeno.
- 50% a eólico terrestre y 50% a eólico costa afuera.
- Una tercera parte a biocombustibles.
- 0% a geotermia y 0% hidráulico.
El negocio de parques eólicos costa afuera ha empezado a tomar cada vez más relevancia. De hecho, en mayo de 2023 California aprobó un plan para la instalación de 5 GW para 2030 y 25 GW para 2050.
Por lo que respecta a la diversificación e interés de empresas de energía. como SGCC, EDF, ENEL, Nextera, Iberdrola y Engie, se puede apreciar que:
- 100% participa en parques solares y eólicos terrestres.
- 5 de cada 6 en hidráulico y 100% en almacenamiento.
- Solo 1 de las seis empresas participa en eólicos costa afuera, geotermia o hidrógeno.
- 0% en biocombustibles.
Un ejemplo que destaca es el caso de Nextera que solo opera en los Estados Unidos, cuya energía es 56% eólica terrestre y 10% solar.
Dados los intereses y niveles de competencia en los sectores antes mencionados, pareciera que las petroleras tienen competencias core, así como activos físicos que pueden emplear para desarrollar el negocio de energía eólica costa afuera y el negocio de hidrógeno. De hecho, el negocio de hidrógeno tiene los mismos eslabones de la cadena de valor de O&G: upstream, midstream y downstream. Las petroleras también tendrán que prepararse para enfrentar nuevos competidores, en especial en el negocio de hidrógeno, donde empresas de producción de gas industrial están incursionando, como por ejemplo, Linde, Air Products and Chemicals, Ceres Power y Air Liquide.
En síntesis, si bien las petroleras enfrentan un reto existencial por la descarbonización de la matriz energética, tienen una gran oportunidad en transformarse en empresas energéticas en dos sectores aún incipientes en la actualidad: hidrógeno y parques eólicos costa afuera.
*/ José Pablo Rinkenbach es graduado de administración por el ITAM, MBA por Rochester y Master en Energy Business por Tulsa. Actualmente es Director de Ainda.
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