La frase es un clásico de la historia mexicana. Habla de la intervención norteamericana en México y es la cita de un militar mexicano diciendo que si el Ejército hubiera tenido armas, su contraparte norteamericana no habría llegado a tomar la Ciudad de México.
Pero la gran pregunta sobre esta frase es ¿por qué no había parque? Y algo parecido sucede con los apagones de la semana pasada.
Hay una realidad: las máquinas fallan. Pero los sistema eléctricos son diseñados y planeados, sobre todo los relativamente grandes y complejos, como el mexicano, para que la falla de una máquina tenga reemplazos suficientes y no se convierta en causa de disturbios en el sistema eléctrico.
Y el mejor ejemplo de esto es que la central nuclear de Laguna Verde ha tenido varias salidas no programadas en los últimos tres años, sin que eso se refleje en falta de energía en el sistema.
Pero si no haces la planeación adecuada, o la haces pero no desarrollas el conjunto de proyectos que se indican en la planeación, el sistema se irá volviendo cada vez más débil, frágil, y riesgoso, como ha sucedido con el Sistema Interconectado Nacional.
Para tener una idea, el problema original fue la salida de tres centrales eléctricas, que no sumaron ni siquiera 1 GW. La salida de Laguna Verde los últimos tres años ha significado perder más de 1.5 GW y, de nuevo, ni nos enteramos.
Aquí hago un paréntesis para reconocer el trabajo de los trabajadores de campo y técnicos de CFE transmisión, distribución y del propio CENACE: han vivido los últimos años actuando con la exactitud de un cirujano al operar el sistema, lo que ha permitido que a pesar de las limitaciones que la actual administración ha dado a la operación, esta se mantenga estable la gran mayoría del tiempo.
Pero entonces, la pregunta es: ¿por qué no había parque? (Reserva) ¿Por qué el sistema eléctrico esta sujetado con alfileres, tan enclenque?
La respuesta es sencilla: por una decisión de política pública, contraria a la Constitución, contraria a la ley, pero además tomada sin opción que solventara la situación. Me explico.
En diciembre de 2018 e inicios de 2019 el actual gobierno decidió cancelar las subastas de energía eléctrica, tanto de largo como de mediano plazo, además de frenar el otorgamiento de permisos de generación. Hay que decir que ambas decisiones se hicieron fuera de la ley.
Con eso se frenaba de facto la posibilidad de inversión privada de forma masiva en el sistema eléctrico nacional. Pero además, no se tomaron las medidas necesarias para suplir esos capitales con inversiones del Estado.
Y entonces el tiempo corrió. Los apagones eran cosa segura, que fue demorada por la pandemia, pero no había vuelta de hoja. Se dijo desde 2019.
“Los apagones eran cosa segura, que fue demorada por la pandemia, pero no había vuelta de hoja”.
En total, con sus proyectos tardíos, CFE agregará unos 8,000 MW de capacidad nueva de generación con gas a 2027, si es que todos los ductos se concluyen en ese tiempo. Esos serán 1,600 MW anuales, cuando la demanda creció a un máximo de 5,000 MW en solo un año (de 2022 a 2023). Las inversiones, además de tardías, son insuficientes por donde se vea, más considerando que buena parte de la capacidad instalada del sistema está en condiciones inadecuadas y debería ir saliendo de operación.
De haber seguido las subastas, contratando más o menos lo mismo que en las realizadas en 2015-2017, de 2018 a 2024 se habrían agregado uno 10,000 MW nuevos de capacidad de generación y habría contratos por otros 5,000 tan solo para CFE Suministrador de Servicio Básico. Si el mercado hubiera agregado otros 1,000 MW anuales de capacidad, hablaríamos de 14,000 MW de capacidad de generación nuevos en 2024 y otros 7,000 en contratos. Pero no de 3,000 MW faltantes. En cambio, lo que hubo fue recortes para que esos 3,000 no dañaran el sistema eléctrico en su conjunto y una serie de centrales sin terminar, a sobrecosto y que algunas de ellas no tendrán gas para funcionar.
Si el gobierno siguiente hace las cosas muy bien y en 18 meses las empresas consiguen todos los permisos necesarios, además de que en otros 18 meses construyan sus centrales, es posible que en el verano de 2028 nos olvidemos de apagones. En cambio, si se mantiene la actual política pública (ilegal, además), vaya sumando meses a la solución y apagones a los veranos.
Recordemos igualmente que buena parte de las soluciones está ligada, sí o sí, al desarrollo de líneas de transmisión para que estos parques se desarrollen. Las planeaciones de transmisión, distribución y generación deben hacerse precisas, pues si falta una o la otra, el problema seguirá así. Tal vez un operativo correctivo de emergencia, como los de Baja California, podría funciona, aunque ¿a qué costo? ¿Y su alcance sería suficiente?
Hay otra forma de evitar apagones: limitar el desarrollo económico, mantener a los mexicanos en la pobreza, pero muy soberanos. Tal vez esa sea la intención. Total, ya tenemos un par de zapatos, ¿no?
Las opiniones vertidas en la sección «Plumas al Debate» son responsabilidad exclusiva de quienes las emiten y no representan necesariamente la posición de Energía a Debate, su línea editorial ni la del Consejo Editorial, así como tampoco de Perceptia21 Energía. Energía a Debate es un espacio informativo y de opinión plural sobre los temas relativos al sector energético, abarcando sus distintos subsectores, políticas públicas, regulación, transparencia y rendición de cuentas, con la finalidad de contribuir a la construcción de una ciudadanía informada en asuntos energéticos.