México podría enfrentarse a una guerra comercial energética con Estados Unidos que podría ser suave o fuerte, lo que dependerá de la intensidad de los términos y condiciones finales, o de si existe o no un rompimiento del TMEC y surjan solo acuerdos bilaterales.
México debe comprender y estar consciente de que depende de otras economías para asegurar la existencia de la suya. Debido a la carencia de tecnologías propias y la falta de energías primarias y secundarias suficientes para cubrir sus mercados, es imperativo tener en cuenta todo lo que no puede obtener, crear o transformar por medio de recursos propios.
“México debe comprender y estar consciente de que depende de otras economías para asegurar la existencia de la suya”.
El tratado de libre comercio, que tendrá sus pláticas formales con Estados Unidos y Canadá en 2025, no será una revisión de continuidad del mismo, sino de los cambios actuales que México está llevando a cabo a nivel constitucional y desde el punto de vista jurídico, energético, regulatorio, ambiental, y seguridad. Esto tendría como consecuencia una modificación significativa en los términos y condiciones para su firma. Por ello, considero que México se encuentra en una serie de desventajas, tales como la manufactura, la energía y el intercambio de productos, dado que el 82 % del total exportado por México es destinado al país de las barras y las estrellas.
Hay que considerar en México que algunos países de América Latina han entendido el modelo económico camaleónico de China, algo que hemos visto en días recientes con Brasil al no permitir que Venezuela pertenezca al BRICS ante las sanciones comerciales que tiene actualmente con Estados Unidos, así queda en sintonía con éste para poder incrementar sus acuerdos comerciales y el permitir un mayor número de empresas que inviertan, todo esto ante la resistencia de Rusia.
Un sector político en Estados Unidos ha iniciado una guerra comercial de forma sutil, que donde más afecta es a México. Hay una iniciativa de ley enviada por el senador Sullivan que indica que “EE.UU. debería exportar el gas natural desde terminales nacionales, debido a las preocupaciones asociadas con la exportación desde países con gobiernos corruptos como México”, la cual podría no tener repercusiones inmediatas, debido a que está en fase inicial y fue propuesta antes de las elecciones de nuestro vecino del norte. Pero es evidente que su propósito es político-energético, ya que la administración actual ha suspendido el otorgamiento de permisos para la exportación de gas natural a través de plantas de licuefacción con el argumento de que llevarían a cabo una evaluación sobre los daños ambientales que este tipo de operaciones puede ocasionar. Fueron 16 entidades de este país que presentaron una demanda contra el Estado ante esta prohibición en el mes de marzo de este año.
Esta propuesta podría prosperar y ser una ley, pero dependerá de cómo queden las Cámaras de ese país; sin embargo, da indicios de la forma en que México será tratado al evaluar el TMEC para la negociación.
En el apartado 3 de la ley planteada se encuentra un indicio general de la percepción de México en 2023 y su continuación en 2024. Señala que “la administración ejecutiva de México ha erosionado la autonomía y ha cuestionado públicamente el valor de determinados reguladores antimonopolio y energéticos, y ha planteado disolver algunos de ellos para disminuir los costes. Además, la corrupción sigue afectando la aplicación equitativa de algunas regulaciones”.
La misma propuesta asegura que México también ha violado sus compromisos energéticos en virtud del Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá al otorgar a las empresas energéticas estatales mexicanas prioridad sobre los inversionistas privados, incluyendo la adopción de varias medidas para favorecer a Pemex y a la empresa eléctrica estatal (Comisión Federal de Electricidad), a expensas de los inversionistas extranjeros, de los Estados Unidos y Canadá, y erigir nuevas barreras al comercio exterior y a la inversión foránea.
En realidad, todo lo anterior es una propuesta de un partido; sin embargo, en la realidad es el sentimiento hegemónico de los dos partidos en ambas Cámaras, señalando que México es un excelente socio comercial y será hasta cierto punto donde los intereses no sean afectados en una mayor proporción de lo actual.
Lo anterior indica, bajo una lupa de una diplomacia energética, que México carece de experiencia para negociar al no tener nada para ofrecer, lo cual podría ser interpretado de la siguiente manera, según mi percepción:
“Yo, Estados Unidos, tengo una dependencia de ti (México) para ensamblar mi industria automotriz con costos bajos, pero esto puede cambiar al conseguir que una parte de nuestras empresas realicen el Reshoring (reubicar las operaciones comerciales de nuevo en el país de origen de la empresa) al cambiar carros de combustión interna a eléctricos y que el resto de empresas de esta índole busque países con los que tenemos acuerdos comerciales y que estén alineados a nuestras necesidades de mercado, cuyo objetivo es poder asegurar nuestras tecnologías, dineros y acuerdos para que no afecten a nuestras empresas. Es por eso que debes considerar el ejemplo de Brasil al vetar del BRICS a Venezuela ante la resistencia de Rusia, para la que consideraron mi posición económica-energética con este país, anteponiendo el hecho de que gran parte de los países que pertenecen a esta alianza me venden a mí.
“Por otro lado, ten en cuenta que no dispones de autosuficiencia energética y que tienes una gran dependencia de combustibles de mis refinerías, además de la producción de gas natural que extraigo a través del fracking que tus empresas estatales, como la CFE y PEMEX, compran e importan de mis empresas privadas.
“Utilizas ese gas natural para generar la electricidad en tu país y, además de inversiones que están apalancando proyectos con este y en conjunto con privados, exportas en forma de gas natural licuado (GNL) a otros países, pero yo podría colocar aranceles para poder tener unos ingresos adicionales para mí. Además, como sabemos ambos en el capítulo referente al rubro ambiental dentro del TMEC, deberás cambiar la utilización de diésel de más de 15 ppm al tipo de bajo azufre, del cual tu empresa PEMEX solo produce el 35 % del total de la demanda diaria. Cuando opere tu nueva refinería Olmeca y si continúas como estás actualmente produciendo, tendrías que importar de mí entre el 30 a un 35 % de diésel de bajo azufre por muchas décadas, sin olvidar que continuarás importando gasolina, toda vez que tu consumo diario de combustibles fósiles está en incremento, y al no contar con una estrategia técnica de inversiones de largo plazo, que indiquen, el cómo dejar de consumir a estos.
“Hoy solo te estás enfocando en la forma en que se produce la electricidad, pero no reflexionas, como yo, en la disminución de la quema de combustibles derivados del petróleo crudo en los motores de transporte. Seguirás co-dependiendo de mi industria de refinación. Asimismo, tus empresas estatales dependerán de cuanto dinero te sea posible asignar, con el propósito de atender la demanda de los diversos mercados que requieren energía.
“La cuestión es: Yo dependo de ti hoy, pero en el mediano plazo, podría dejar de hacerlo en lo que respecta a la parte automotriz, pero tú seguirás dependiendo de mi tecnología, energías primarias, secundarias y mis combustibles fósiles, debido a que no tienes independencia energética.
“Me adaptaré a tus cambios jurídicos, energéticos, regulatorios y todo lo que consideres conveniente, pero en realidad todo tiene un costo. Esto me conviene a mí al tener ingresos adicionales por aranceles o cualquier valor adicional que mis empresas requieran y tu consumidor sería el afectado, así como tus datos macroeconómicos.
“No obstante, examinaremos el TMEC, pero serán otras condiciones que deberás tener en cuenta ante la falta de conocimientos tecnológicos propios.
“Recuerda que el dinero y la energía no conocen ideologías cuando son usados.
“Nos vemos en el 2025”.
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