En 38 años México ha visto deteriorarse su seguridad energética, principalmente en los rubros referentes a precio y volatilidad de los mercados, al sector de la electricidad y al medio ambiente.
De 1980 a 2018, el país pasó del lugar 1, esto es, con una buena posición en términos de seguridad energética, al puesto 11 dentro de los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), expuso Juan Carlos Belausteguigoitia, director del Centro de Energía del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
“En los ochentas éramos el país con mayor seguridad energética; en los noventa, la situación no cambió mucho. Aunque ya no éramos el más seguro, estábamos dentro de los más seguros”, aseveró. “
Pero se ha deteriorado nuestra posición en seguridad energética de manera reciente”, lamentó.
Durante su participación en el IV Foro de Energía – “Riesgos y desafíos de la Seguridad Energética”, organizado por la Universidad Anáhuac, campus Norte, Belausteguigoitia citó los datos del “Índice internacional de riesgo en seguridad energética” (International Index of Energy Security Risk), elaborado por el Instituto de Energía Global.
En el Índice aparecen los 25 países que conforman la OCDE, de los cuales, para 2018, las principales posiciones estaban ocupadas por Estados Unidos, Nueva Zelanda, Canadá y Australia, en ese orden.
México ocupada el puesto número 11 por debajo del Reino Unido e Indonesia y solo por encima Polonia, Brasil y Alemania.
Evolución del ranking de países de la OCDE en nivel de Seguridad Energética
El investigador detalló que en las métricas utilizadas por el Índice referentes a los precios de los energéticos y la volatilidad de los mercados internacionales, desde 1985 hasta el fin del periodo comprendido en el estudio México ha calificado mal.
En cuanto a las relacionadas con el sector eléctrico, la puntuación del país cayó a partir del año 2000, mientras que en materia ambiental lo hizo desde el 2010.
En el renglón de los mercados, Belausteguigoitia se centró en la alta dependencia de México del gas importado, principalmente de Estados Unidos. En este punto, dijo que nuestro país recibe una parte en la forma de gas natural licuado (GNL), pero que la Unión americana no ha tenido mucho interés en desarrollar infraestructura para exportarlo.
“Estados Unidos ha tenido poco interés en desarrollar sus instalaciones de GNL, pero con el cambio geopolítico actual en Europa, (es probable que) los exportadores norteamericanos tengan el interés de crear infraestructura y eso encarecería significativamente el gas natural para México el que viene por ducto”, previó.
También recordó que una buena parte de la generación eléctrica en el país se produce a partir del gas natural importado, además de otros usos.
Por último, ante estos desafíos, Juan Carlos Belausteguigoitia concluyó que México tiene como opciones ignorar la evidencia y las tendencias internacionales en materias energética y medioambientales, o aprovechar sus ventajas, planeando y ejecutando la transición.