La contaminación por plásticos se ha convertido en una crisis global que amenaza la salud humana, la biodiversidad y el clima, advierte el informe “Plastic Treaty Futures” (Futuros del tratado sobre el plástico), elaborado por la consultora Systemiq, que analiza escenarios de acción frente al tratado internacional que actualmente se negocia bajo el mandato de la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA), Resolución 5/14 para poner fin a la contaminación por plásticos.
El documento plantea que continuar con el modelo actual de producción y desecho de plásticos —el llamado business-as-usual— podría duplicar el volumen de residuos plásticos mal gestionados en el mundo y aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en un 63 por ciento para 2040 respecto a los niveles de 2019.
El informe advierte que los daños no son solo ambientales, ya que plantea que las consecuencias sobre la salud humana son igualmente alarmantes, toda vez que indica que más de 4,200 sustancias químicas asociadas a los plásticos presentan propiedades peligrosas, como toxicidad reproductiva, cáncer y alteraciones endocrinas.
A esto se suman los microplásticos, detectados en órganos humanos y en la leche materna, cuyos efectos aún no están completamente comprendidos pero ya generan gran preocupación científica.
Invertir o pagar las consecuencias
El informe de Systemiq estima que enfrentar adecuadamente el problema requerirá inversiones públicas de entre 300 y 900 mil millones de dólares adicionales a nivel global entre 2026 y 2040 para infraestructura de recolección, clasificación y disposición de residuos, particularmente en los países de ingresos bajos y medios (LMICs).
De acuerdo con sus estimaciones, la consultora alerta que regiones como África Subsahariana, el Sur y Sudeste de Asia, América Latina y el Medio Oriente necesitan urgentemente apoyo financiero, pues concentran más del 95 por ciento de los residuos plásticos mal gestionados.
Paradójicamente, los países que más producen y exportan plásticos —ubicados en su mayoría en el hemisferio norte— son los que más se beneficiarían financieramente. Al respecto, el informe considera que si se aplica un enfoque integral y coordinado a nivel global, los países de altos ingresos podrían ahorrar hasta 270 mil millones de dólares en gasto público para la gestión de residuos, al reducir el volumen de basura plástica que deben tratar.
Dos futuros posibles, ¿coordinación o fragmentación?
El estudio plantea dos escenarios principales:
1.- Global de Ciclo de Vida Completo (GFLS): Implica una acción coordinada y legalmente vinculante a lo largo de todo el ciclo de vida del plástico: desde la producción hasta el reciclaje. Bajo este modelo, se lograría una reducción del 90 por ciento de los residuos plásticos mal gestionados para 2040 y una caída del 30 por ciento en la producción de plásticos primarios. También se generaría una transformación económica, con la creación de nuevos sectores como el reciclaje, la reutilización y los materiales sustitutos, generando 600 mil millones de dólares en nuevos modelos de negocio y un aumento del 70 por ciento en empleos vinculados a la cadena de valor del plástico.
2.- Nacional de Gestión de Residuos: Aun con políticas ambiciosas a nivel nacional pero sin coordinación internacional, los resultados serían pobres. Este enfoque apenas lograría una reducción del 20 por ciento en los residuos plásticos mal gestionados para 2040, y la producción de plástico seguiría creciendo.
Por ello, el estudio concluye que sin cooperación global y políticas integrales, los esfuerzos nacionales no serán suficientes. Solo un tratado ambicioso y vinculante permitirá revertir la trayectoria actual, sentencia.
¿Quién paga la transición?
El informe sugiere mecanismos de financiamiento innovadores, como un impuesto global de menos de 100 dólares por tonelada de polímero plástico virgen que permitiría canalizar fondos hacia los países que más lo necesitan.
Lo anterior junto con sistemas de responsabilidad extendida del productor (EPR, por sus siglas en inglés) que podrían cubrir los costos de infraestructura, apoyar la transición justa para recicladores informales y fomentar modelos de economía circular.
Tratado Global de la ONU
El estudio de Systemiq se da a conocer en vísperas de la etapa final de las negociaciones del Tratado Global de la ONU para Poner Fin a la Contaminación por Plásticos (INC-5.2) que se llevará a cabo del 5 al 14 de agosto próximo en Ginebra, Suiza.
El documento refuerza la urgencia de concluir las negociaciones, las cuales podrían dar lugar al acuerdo más importante hecho desde el Acuerdo de París en 2015, consideró la Fundación Ellen MacArthur.
“Estamos una vez más en un momento decisivo para el futuro del planeta. El acuerdo no solo ayudará a abordar eficazmente la contaminación por plásticos, sino que también aportará mayores beneficios económicos que el escenario sin cambios, con un ahorro público acumulado estimado de 200 mil millones de dólares entre 2026 y 2040. Esto es especialmente importante teniendo en cuenta que los costes de gestión de residuos ya suponen una carga significativa para las autoridades locales, representando entre el 10 y el 20 por ciento de los presupuestos municipales en países de renta baja y media,” afirmó Luisa Santiago, directora ejecutiva para América Latina de la Fundación.