En agosto de 2025, gran parte de Cuba volvió a quedarse a oscuras. No fue una tormenta, ni un ataque externo, ni una falla técnica inesperada. Fue la consecuencia predecible de décadas de infraestructura obsoleta, falta de inversión y decisiones políticas que, simplemente, no se han tomado.
El 12 de agosto, la Unión Eléctrica informó un déficit récord de 1.576 MW, provocando apagones de hasta 24 horas en varias provincias. Incluso La Habana, habitualmente resguardada, sufrió cortes de más de 10 horas. Sin electricidad, hospitales, sistemas de agua, refrigeración y comunicaciones quedaron paralizados. La vida se redujo a esperar que la luz volviera.
No es un accidente, es un patrón
En lo que va de 2025, Cuba ha enfrentado cuatro apagones nacionales. El diagnóstico es claro:
- Salidas de servicio recurrentes en plantas clave.
- Equipos envejecidos y sin mantenimiento adecuado.
- Déficit crónico de combustible.
- Renovables aún marginales frente a la demanda.
Nada de esto es imprevisible. Es la consecuencia de administrar un sistema eléctrico como si la resiliencia fuera opcional.
El costo humano de la energía
Cuando la electricidad se va, la vida se detiene todavía más. El calor se vuelve insoportable y no hay, ni siquiera, un ventilador que alivie. La oscuridad entra en las casas junto con el silencio de los refrigeradores apagados, y los escasos alimentos comienzan a descomponerse. El agua deja de correr, las manos no pueden lavarse. Algunos hospitales que cuentan con plantas de emergencia y con escaso combustible, estiran sus generadores para mantener encendidas unas cuantas lámparas y equipos esenciales como respiradores. Afuera, la noche llega demasiado temprano. El daño económico es grave, pero el humano… el humano se mide en ansiedad, en hambre, en desesperación y en resignación.
“El daño económico es grave, pero el humano… el humano se mide en ansiedad, en hambre, en desesperación y en resignación”.
Lecciones para otros
Cuba no es un caso aislado, pero sí un recordatorio incómodo. Cualquier país que frene la inversión, descuide el mantenimiento y priorice la narrativa política sobre la ingeniería corre el mismo riesgo.
En nuestro contexto, con un modelo eléctrico híbrido entre mercado y control estatal, y en un entorno geopolítico donde las manos no siempre son libres para decidir, la pregunta es:
¿Estamos preparados para que la luz siga encendiéndose todos los días, o caminamos hacia un futuro donde aprenderemos a vivir sin ella?
La energía no es ideología. Es el hilo que sostiene salud, educación, seguridad y economía. Cuando se rompe, la oscuridad no distingue fronteras ni sistemas políticos.
Fuentes:
Reuters – Cuba’s power outages deepen amid fuel shortages and aging plants: https://www.reuters.com/business/energy/blackouts-temperatures-rise-cuban-capital-havana-2025-05-15
CiberCuba – Cuba registra apagones de hasta 24 horas en agosto de 2025: https://www.cibercuba.com/noticias/2025-08-11-u1-e199370-s27061-nid308768-cuba-enfrenta-apagones-hoy-deficit-1300-mw
CubaNet – Crisis eléctrica en Cuba: déficit de más de 1.500 MW: https://www.cubanet.org/ya-vamos-otra-vez-camino-a-la-normalidad-ironizan-los-cubanos-ante-la-crisis-energetica

*/ Dr. Jesús Pámanes es ingeniero especializado en operación de sistemas eléctricos. Dirigió y fue el creador del sistema de capacitación virtual del CENACE, tanto en su etapa como Campus Virtual en la CFE como en la posterior Universidad Corporativa del propio organismo. Actualmente lidera Pámanes Consulting, firma dedicada a soluciones estratégicas para redes con alta penetración renovable. Es autor de libros sobre liderazgo y educación técnica, y promotor de la innovación en el sector energético.
LinkedIn: Jesús Pámanes Sieres
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