El deseo de fortalecer a Petróleos Mexicanos (Pemex) es válido y loable. Es positivo que se le dé más presupuesto, que se reduzca su carga fiscal, que se revise el trato regulatorio que se le aplica. Sin embargo, si se quiere sinceramente un Pemex fuerte y con futuro, esto no se logrará frenando o revirtiendo aperturas y reformas, ni cerrando espacios a privados y al propio Pemex.
Se conocerá pronto el Plan de Infraestructura Energética de la 4T. Pero ya nos adelantaron que, lamentablemente, sólo habrá contratos de servicios tradicionales (los “CSIEEs”) para la iniciativa privada, lo cual limita severamente el abanico de opciones que podría ofrecer Pemex y que beneficiaría a Pemex.
Además, ¿cómo pedirles a los proveedores firmar nuevos contratos de servicios, cuando no se les paga los que ya tienen? Muchos querrán demandar a Pemex, no firmar más contratos. Un caso crucial podría ser el recurso de rescisión del contrato que ampara el servicio del buque almacenador Yum K´ak Naab, que es pieza esencial para que Pemex pueda mezclar y exportar su crudo Maya.
El problema crítico a vencer es el declive de la producción. El Plan de Negocios de Pemex, dado a conocer el año pasado, resultó miope al plantear un esquema de explotación de “campos prioritarios”, pequeños y de dudosa rentabilidad. Ahora se observa que no está funcionando y sólo cuatro de esos campos han empezado a producir. Hay problemas de concepto, factibilidad y capacidad de ejecución.
La construcción de plataformas requeridas para esos campos está retrasada. Sin plataformas no se puede perforar pozos para detener la caída de la producción. Con rezagos e inversión limitada, no será fácil recuperar y rebasar el nivel de 1.8 millones de barriles diarios.
Al parecer, el Plan de Infraestructura planteará, adicionalmente, dar más atención a los grandes yacimientos históricos como Chuc, Ku-Maloob-Zaap, Cantarell, Jujo, Bermúdez y Chicontepec. Esto es útil para mantener la producción, pero está claro que esos yacimientos no regresarán a su vieja gloria, requieren innovación tecnológica y operan con costos mucho más altos que antes.
Es irónico que el sector petrolero sea el talón de aquiles de la economía nacional, cuando se le da tanta prioridad en el discurso del Presidente López Obrador. Pero él no plantea una propuesta coherente de política energética. Hay distractores (huachicol, giras a campos petroleros, quién es quién en los precios, la nueva refinería, no al fracking), pero no hay soluciones congruentes que utilicen los instrumentos jurídicos disponibles para abrir nuevas perspectivas a la inversión y así impulsar al sector y a la economía en general. Al contrario, se desalienta a la IP, se cierra la puerta a rondas y a nuevas alianzas (farmouts).
La solución está en abrir espacios, generar confianza y creatividad. Pemex cuenta con unas 100 asignaciones –más de 300 campos con cerca del 80 por ciento de las reservas del país– que recibió en la Ronda Cero. Ahí está la veta de oro. ¿No quieren ver ese gran potencial que se podría desarrollar a través de alianzas Pemex-IP, que incluso podrían fondearse en Bolsa? ¿Por qué el Presidente se autoengaña y se dejar cegar por la ideología?
Ahí es donde se requiere un gran plan para un Pemex que tuviera autonomía de gestión y presupuestal. Pero, sin capitalización vía alianzas o Bolsa, Pemex está atado de manos, limitado a las fórmulas de negocios del pasado. Se requerirían cerca de 30 mil millones de dólares de inversión al año para elevar la producción a entre 2.4 y 2.7 millones de barriles diarios, que es la meta sexenal del gobierno. Lo saben en Pemex y en Hacienda, pero no tienen ese dinero.
Ahí está la oportunidad con apoyo de la IP –con nuevas reglas para escoger socios, si se quiere– para atraer los recursos financieros y tecnológicos que le hacen falta a Pemex. López Obrador debería recurrir a esa opción, mandar los mensajes correctos, buscar socios masivamente, no jugar con la calificación de Pemex ni quedarse pasmado en acusaciones, complots y en el error del “no”.
Léalo en el Periódico Reforma en esta liga.
David Shields es analista de la industria energética. Su e-mail: david.shields@energiaadebate.com