Petróleos Mexicanos inició la marcha hacia la reducción de las exportaciones de petróleo, a través de su decálogo anunciado en diciembre del año pasado; sin embargo, el comercio exterior del hidrocarburo es la mayor fuente de ingresos de la compañía, al representar uno de cada tres pesos que obtiene la compañía, lo que pone en riesgo las finanzas de la empresa y hasta le puede costar el grado de inversión a la calificación soberana del país, advierten especialistas.
“En los primeros tres trimestres de 2021, el dato más reciente, el gobierno mexicano se ha metido 32 mil millones de dólares por exportaciones de crudo, si lo comparamos con la Inversión Extranjera Directa (IED), esta ronda los 25 mil millones de dólares y las remesas son 37 mil millones de dólares. De las grandes fuentes de recursos que provienen del extranjero el petróleo es la segunda, si lo pasamos a cifras relativas al presupuesto de Pemex es todo el presupuesto de la petrolera de este año”, mencionó en entrevista con Energía a Debate Óscar Ocampo, coordinador de Energía en el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco).
De acuerdo con el especialista, implementar una estrategia como esta resulta “profundamente irresponsable”, debido a la magnitud de los ingresos que representa Pemex Comercio Internacional (PMI) para el país.
IMPACTO A GRAN ESCALA
Dejar de exportar crudo no solo va a afectar a Petróleos Mexicanos, pues la estrategia puede causar una depreciación del peso, una crisis en la balanza de pagos y hasta perder el grado de inversión como país, advierte Gabriela Siller, directora de Análisis Económico de Banco Base.
Por una parte, dice la experta a Energía a Debate, las exportaciones petroleras representan alrededor de cinco por ciento del total de mercancías que el país manda al extranjero.
“Entonces qué pasaría si Pemex deja de exportar petróleo, en primer lugar faltarían esas divisas y por lo tanto, se depreciaría el peso. Es como quitarle una pata a una mesa o una silla, hay un desbalance, y si no se hace un plan para compensar esa entrada de divisas habría una alta volatilidad y una depreciación del peso mexicano”.
En segundo término, asegura Siller Pagaza, la balanza de pagos ha sido causa de muchas crisis en México, por lo que dejar de exportar, sin contar con un plan que compense los ingresos en dólares provenientes de las exportaciones de Pemex, podría generar un efecto dominó que iniciaría en la balanza de pagos y se extendería a una crisis económica en México.
Actualmente, México se ubica un nodo por arriba del bono basura, de acuerdo con la calificación de Fitch, mientras que Moody’s mantiene el grado dos escalones por encima, y Standard & Poor’s, lo tiene tres escalones por arriba.
La especialista añade que dejar de exportar petróleo sería un ingrediente más en un coctel de decisiones en el sector energético que abonarían a poner presión a las finanzas públicas, como el cambio a la Ley de Hidrocarburos y la iniciativa de Reforma energética.
“Con estos tres factores es probable que veamos un recorte en la calificación soberana en los próximos 12 a 15 meses de un nodo, pero en 24 meses el país podría perder el grado de inversión”, por lo que antes de que termine el sexenio la calidad crediticia del país caería a “bono basura”.
NO SE ERRADICARÁN
Ambos especialistas coinciden en que será imposible cancelar por completo las exportaciones de gasolina.
Oscar Ocampo recuerda que en la gráfica presentada el 28 de diciembre por Petróleos Mexicanos, este año solo se exportarán 435 mil barriles diarios; sin embargo, considera que la cifra es engañosa.
En promedio, Pemex exportó un millón 17 mil barriles diarios durante 2021, con cifras a noviembre de este año.
Para 2024, el objetivo de la administración es erradicar las exportaciones de crudo, pero Gabriela Siller aclara que si el Estado quiere el crudo para refinar en Deer Park, sería generar una importación de gasolinas, porque las importaciones no es a quién le pertenecen, sino el lugar de producción, que es Estados Unidos, y lo mismo ocurre con las exportaciones, pues el petróleo se envía a otro país.
Además, incluso con la construcción de la coquizadora de la planta de Tula, la modernización de la refinería de Cadereyta y la construcción de Dos Bocas, al país no le alcanza la infraestructura para procesar toda la demanda interna, aseguró Siller.