Pemex, ¿nuestro, enajenado, o en crisis por resolver?
Desde la escuela secundaria aprendemos que Pemex es una empresa petrolera, propiedad de los mexicanos, motor de crecimiento. Sin embargo, en el debate político cada sexenio surge el reclamo sobre su desempeño y su propósito. Vuelve a mencionarse el gran potencial de hidrocarburos que México tiene en el subsuelo y las limitaciones de Pemex para aprovecharlo o procesarlo. Mientras unos abogan por permitir la inversión privada en el sector y otros argumentan que debe ser un monopolio de Estado, la Empresa Productiva del Estado ha caído en un impasse: endeudada, con bajo nivel de producción, dificultades para ampliar las reservas probadas, bajas ambiciones en inversiones, 130 mil empleados, activos en obsolescencia, accidentes, robos. Para una petrolera, ser empresa productiva significa tomar riesgos, particularmente en la exploración y desarrollo de yacimientos. De tener éxito, a lo largo del ciclo de vida de sus campos, las utilidades pueden llegar a ser superiores a los de otros buenos negocios. Pero si la empresa carece de los recursos para aventurarse a los grandes retos, sus directivos se enfocarán en las reservas ya descubiertas, algunas en campos en producción, aunque al irse agotando, el costo medio y marginal va a ir subiendo. Eso ha pasado ...