La industria marítima tiene un rol sumamente trascendental a nivel mundial, toda vez que alrededor del 90% del comercio mundial se transporta por mar, cobrando, consecuentemente, importancia el desarrollo de un transporte marítimo sostenible, donde se busque la reducción de las emisiones contaminantes de la industria. Al respecto, es importante tomar en consideración la descarbonización del transporte marítimo ya que contribuye en gran medida al cambio climático, siendo responsable de alrededor del 3% de las emisiones de CO2 del mundo.
Si bien la industria marítima no forma parte del Acuerdo de París, la Organización Marítima Internacional (“OMI”) ha establecido sus propias estrategias para reducir el impacto ambiental en esta industria. Podemos ver lo anterior con la entrada en vigor en 2020 del límite establecido por la OMI en el Convenio Internacional para prevenir la contaminación por los buques (Convenio MARPOL), que redujo el límite mundial permitido del contenido de azufre del combustible de los buques al 0.5% (anteriormente 3.55%), suponiendo una reducción del 77% en sus emisiones totales producidas.
“Al día de hoy, a corto plazo, el gas natural licuado (GNL) tiene un gran potencial en el camino a la descarbonización del transporte marítimo”.
Reducir las emisiones de efecto invernadero del transporte marítimo es un gran reto. Al día de hoy, a corto plazo, el gas natural licuado (GNL) tiene un gran potencial en el camino a la descarbonización del transporte marítimo. Si bien este continúa siendo un combustible fósil, los datos establecen que el GNL produce entre 20% y 25% menos emisiones de dióxido de carbono, 80% menos emisiones de óxido de nitrógeno y elimina las emisiones de óxido de azufre y dióxido de nitrógeno, en comparación con otros combustibles fósiles.
Asimismo, entre algunas de sus ventajas está el hecho de que el GNL permite a las embarcaciones desplazamientos de largas distancias, garantiza la flexibilidad y demanda operativa y logística, cuenta con la infraestructura desarrollada a nivel global, con un fácil suministro en cualquier parte del mundo y está disponible de manera inmediata. No obstante, es importante señalar que el uso de GNL no es la única alternativa a corto plazo para el desarrollo de un transporte marítimo sostenible, pues también se debe de considerar el aumento de eficiencia mediante soluciones tecnológicas y operativas, como lo son, aquellas implementadas en motores, diseño de embarcaciones, etcétera, así como el uso de embarcaciones híbridas en caso de cortas distancias, entre otros.
Si bien existen otras tecnologías en desarrollo que pueden ser capaces de reemplazar el GNL en la industria marítima, como lo son los biocombustibles, el amoniaco, hidrógeno, metanol, etcétera, actualmente a corto plazo no son viables porque, en general, aún se encuentran en desarrollo, no tienen autonomía de larga distancia, requieren de gran almacenamiento, infraestructura, inversiones altas, nuevas regulaciones y, en algunos casos, son sumamente volátiles. En este sentido, si bien el gas natural licuado no puede alcanzar la descarbonización, sí tiene ventajas de distintos tipos para ser usado como un combustible puente, en tanto que se desarrollan tecnologías viables para el transporte marítimo.