Con información de Ulises Juárez
La refinería de Dos Bocas enfrenta dos cuentas regresivas. La primera de ellas es la inauguración del 2 de julio por parte del presidente de México, que tendrá un carácter simbólico, pues no se procesará crudo a partir de esa fecha.
Además, la segunda cuenta regresiva que enfrenta es empezar a producir petrolíferos a partir de diciembre de este año, como lo prometió la secretaria de Energía, Rocío Nahle.
Sin embargo, el segundo escenario, de acuerdo con analistas, será muy complicado.
El botón de muestra es la Torre de Destilación. De acuerdo con Bernardo del Castillo, especialista en Gestión, Desarrollo de Proyectos de Infraestructura, Tecnología, Resiliencia, Compliance y Transición Energética, la colocación de este instrumento es uno de los pasos más importantes en una refinería, pues es la encargada de separar los diferentes componentes del hidrocarburo para extraer los petrolíferos.
Detalló que cuando se calienta el petróleo, el vapor se condensa a diferentes alturas dentro de la torre, dependiendo del peso de cada componente.
Entonces, en las charolas, que se ubican a diferentes alturas se encuentran aceite pesado, diésel o gasóleo, en el siguiente plato hay queroseno, después las naftas o gasolinas y en el último plato hay vapor.
Sin embargo, instalar la torre de destilación, dice el especialista, va mucho más allá de colocar la estructura, pues el proceso requiere de la instalación de tuberías, cables de fibra óptica, electricidad y otros componentes.
La instalación de las tuberías requiere de un proceso de soldadura y verificación especial, que incluso integra la revisión con rayos X para vigilar que esté bien soldada y, en caso de detectar fallas en las uniones, se tiene que repetir el proceso, dice Bernardo del Castillo.
De acuerdo con el especialista, las torres de destilación cuentan con 21 conexiones de tubería que requieren fibra óptica.
Una vez que se concluye este proceso, es necesario limpiar las tuberías para evitar que haya cualquier componente que pueda obstruir el paso de los productos condensados hacia el resto de la refinería. Para ello, añade, se inyecta agua caliente, ácido cítrico y aire comprimido.
El proceso de conexión, limpieza y pruebas de la torre de destilación, dijo Del Castillo, puede tardar entre seis y ocho meses, por lo que será muy complicado que esta infraestructura esté lista para diciembre de este año.
En este sentido, una fuente con conocimiento del tema, señaló que al momento, no se cuenta con interconexiones de proceso de ningún tipo. Las torres, los recipientes y demás infraestructura, está completamente aislada.
Añadió que una refinería no puede echarse a andar hasta que estén todas las etapas de construcción concluidas.
Hasta 2024
Los expertos coinciden en que será muy complicado que la magna obra del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador empiece a operar el año entrante.
Javier Estrada, socio director de Analística Energética, SC, destacó que, según los últimos informes proporcionados por el gobierno federal, existen algunos faltantes.
Entre los más importantes destacó el ramal de 98 kilómetros que conectará la refinería con la llamada línea FA en la estación Chontalpa.
A este ramal se suma la construcción e instalación de las dos monoboyas para los buques de carga y descarga de petróleo y derivados, así como algunas partes de las terminales de almacenamiento y reparto, la construcción de la planta de alquilación, mientras que en materia financiera, hay atrasos en pagos a las empresas ICA-Fluor, Techint, Samsung y Proyecta.
El analista del sector comentó a Energía a Debate que la inauguración se haría con 12 edificios del área Administrativa, 91 tanques para petrolíferos y agua y coincidió en las versiones que han circulado últimamente referentes a que el costo total de la obra podría superar los 14 mil millones de dólares, seis mil millones por arriba de los ocho mil 500 millones estimados originalmente por la administración federal.
En realidad, dijo Estrada, la terminación mecánica de la refinería se espera hacia agosto de 2023.
La fuente consultada por Energía a Debate que pidió el anonimato señala que la obra mecánica tardará un año más, mientras que el desarrollo de la obra eléctrica y la instrumentación requerirá un año adicional, por lo que sería, en el mejor de los casos hasta finales de 2024 cuando la refinería podría empezar a procesar petróleo.