América Latina concentra alrededor de 60 por ciento de las reservas mundiales de litio, pero para que esta industria sea rentable, los países involucrados en su extracción están obligados a reinvertir sus ganancias para desarrollar una industria a largo plazo y no quedarse solo con la extracción del mineral.
De acuerdo con el documento Litio en América Latina: ¿Una nueva búsqueda de “El Dorado”?, elaborado por Luis Felipe López-Calva, Subsecretario General de la ONU y Director Regional del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo para América Latina y el Caribe, la leyenda de El Dorado cuenta la historia de un lugar en América Latina que supuestamente albergaba grandes recursos de oro que nunca se encontraron.
El autor establece un símil entre El Dorado y la explotación del litio en la parte sur del continente.
Este mineral está considerado como uno de los principales vectores de la transición energética, pues los países que recorren este camino necesitan baterías recargables que se utilizan para alimentar vehículos eléctricos y para almacenar energía de fuentes renovables como la eólica y la solar.
“El litio, un componente esencial de estas baterías, así como las de los dispositivos móviles portátiles, actúa como un medio para el almacenamiento de energía”, dice el documento.
La demanda de litio se ha disparado en los últimos años, ya que más personas eligen vehículos eléctricos, y es probable que continúe creciendo a medida que los altos precios de la gasolina empujan más a la transición a modos de transporte eléctricos.
“Como resultado, los precios del litio se han disparado, incrementándose más de 11 veces en los últimos 2 años, al pasar de de seis mil dólares por tonelada en marzo de 2020 a más de 70 mil en su punto máximo a partir de 2022”.
El potencial y la demanda del mineral ha generado grandes expectativas de que pueda convertirse en un motor de crecimiento para los próximos años; sin embargo, el litio, aunque abundante, es muy difícil de extraer y que, además, requiere de ingentes cantidades de inversión para desarrollar la cadena de valor y obtener ganancias que generen un sector financieramente viable.
Luis Felipe López-Calva mencionó que es probable que los países que solo extraen y exportan litio tengan ganancias potenciales limitadas.
“En la elaboración de una celda de batería de iones, 40 por ciento del costo proviene de los insumos necesarios para fabricar el cátodo. El cátodo involucra, por supuesto, litio, pero también otros metales refinados”, detalla.
La mayor parte de la producción de baterías se ubica en China, Japón y Corea del Sur, representada principalmente por los fabricantes CATL, LG y Panasonic, que combinados representan casi 70 por ciento del mercado de fabricación de baterías para vehículos eléctricos.
“Los países latinoamericanos tendrían que invertir significativamente en I+D para mantener partes más grandes de la cadena de valor en casa y poder obtener ganancias significativas”, mencionó el funcionario de la ONU.
En segundo término, la extracción y producción de carbonato de litio que es apto para baterías requiere importantes inversiones.
De acuerdo con la empresa especialista en litio Roskill, los costos marginales de producir litio refinado tanto de carbonato como de hidróxido oscilarían entre seis mil y ocho mil dólares por tonelada hasta 2036.
En tercer término, la extracción del litio puede generar grandes impactos ambientales, pues la mayor parte de la producción latinoamericana proviene de salmueras con ecosistemas frágiles.
Además, las reservas de litio crecen a pasos agigantados, debido a los altos precios del mineral que generan incentivos para encontrar nuevas reservas.
De acuerdo con datos del Servicio Geológico de Estados Unidos, las reservas de litio pasaron de 53 millones de toneladas en 2018 a 89 millones de toneladas en 2022, lo que representó un aumento de 40 por ciento en cinco años.
“En otras palabras, la oferta tiene el potencial de crecer e impactar los precios. Además, hay un sector creciente de reciclaje de litio. Alrededor de 25 empresas en América del Norte y Europa reciclan baterías de litio o planean hacerlo. Se han establecido asociaciones entre empresas automotrices y recicladores de baterías para suministrar a la industria automotriz una fuente de materiales para baterías”, detalló.
Para que América Latina capitalice la oportunidad que representa el litio es necesario reinvertir las ganancias, al tiempo que sus sostenibilidad no está clara, pues requiere una perspectiva de gobernanza sostenible para garantizar recursos para la inversión y que las ganancias se distribuyan para mejorar el bienestar de las sociedades, especialmente de las comunidades locales.