Moody’s Investor Services mantuvo la calificación de Pemex en “B1”, la cual implica un grado especulativo; sin embargo, la agencia cambió la perspectiva de estable a negativa, situación que implica una mayor probabilidad de rebaja en los próximos 18 meses.
En su acción de calificación, Moody’s advierte que las presiones financieras sobre Petróleos Mexicanos siguen al alza, debido a cinco factores principales: el primero de ellos es la expectativa de Moody’s de que la empresa mantenga un flujo de efectivo libre negativo.
En segundo término aparece la necesidad de grandes sumas de financiamiento externo, debido a las persistentes pérdidas del negocio de refinación de la empresa, a lo que se suma la necesidad de mantener la inversión de capital al menos en niveles actuales para sostener la producción y las reservas de hidrocarburos, así como a los elevados gastos de interés y altos vencimientos de deuda entre 2023 y 2025.
Pemex, además, tiene un acceso limitado a los mercados de capitales, debido a su riesgo crediticio intrínseco elevado y a la falta de medidas que mitiguen su exposición a los riesgos ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG, por sus siglas en inglés).
La empresa, dice la calificadora, depende altamente del apoyo gubernamental para solventar sus obligaciones financieras. Al 31 de marzo pasado, Pemex tenía tres mil 300 millones de dólares en efectivo y no disponía de líneas de crédito revolventes comprometidas para enfrentar los vencimientos de deuda.
“Moody’s considera que el gobierno, según lo prometido, seguirá financiando las necesidades de efectivo de Pemex en 2023 y 2024, además de ayudarla a cumplir con el pago de sus amortizaciones de deuda de cuatro mil 600 millones de dólares en 2023, 10,900 millones de dólares en 2024 y cuatro mil 900 millones de dólares en 2025, al 31 de marzo de 2023”, refirió.
Urge un cambio en el modelo de negocio
La calificadora añadió que la perspectiva negativa en las calificaciones de Pemex responde también a la falta de “cambios fundamentales” en la estrategia de negocio de la compañía que dirige Octavio Romero Oropeza.
“Moody’s supone que el apoyo del Gobierno de México seguirá siendo muy alto en 2023 y 2024. Sin embargo, dado que es probable que los fundamentos financieros subyacentes de la compañía sigan deteriorándose en un escenario de falta de cambios en el modelo de negocio actual, Moody’s prevé que, a la próxima administración (que asumirá el cargo a fines de 2024), le resultará cada vez más difícil replicar lo observado en los últimos años”, advierte la calificadora.
Esto se debe, añade Moody’s, a que la perspectiva de una reducción del espacio fiscal en los próximos años restringiría la capacidad del soberano de brindar apoyo a niveles comparables a los registrados durante la administración saliente de Andrés Manuel López Obrador.
¿Adiós a los dos millones de barriles?
La calificadora internacional estimó que debido a falta de capacidad de Pemex para invertir grandes sumas de capital en Exploración y Producción, la compañía sólo podrá mantener una estabilidad en la extracción de crudo y la reposición de reservas, al menos en el periodo 2023-2024.
Al cierre de mayo, la producción de petróleo de la empresa se ubicó en 1.675 millones de barriles diarios, mientras que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que la empresa estaría extrayendo dos millones de barriles diarios al cierre del sexenio.