Al cierre de los primeros nueve meses del presente año y últimos de la anterior administración, Petróleos Mexicanos tuvo un rendimiento neto negativo por 430,103 millones de pesos. Este rendimiento contrasta con el resultado neto positivo obtenido en el mismo lapso de 2023 (3,025 millones de pesos), a pesar de que entre esos períodos, el precio promedio de nuestro crudo de exportación pasó de 69.76 a 72.19 dólares por barril: un alza de 2.43 dólares (3.5%). El incremento en el precio no compensó la caída en la producción promedio de crudo en el mismo período, respectivamente, de 2023 y 2024, la cual pasó de 1.596 a 1.512 millones de barriles diarios: una reducción del 5.3%. Al mismo tiempo, la producción de condensados se redujo en un 3.4%, pasando de 286,000 barriles diarios en los primeros nueve meses de 2023, a 277,000 en los de 2024. De esta forma, los ingresos totales en 2024 cayeron en un 4.1%, pasando de 1.294 a 1.241 billones de pesos, al tiempo que el costo de lo vendido creció en un 3.2% al pasar de 1 a 1.032 billones de pesos, de manera que la proporción del costo de ventas en los ingresos totales pasó del 77.3% al 83.1%.
Los resultados de los primeros nueve meses de 2024 muestran que el rendimiento neto negativo se origina en buena medida en una pérdida cambiaria de 256,405 millones de pesos, la cual representó una caída de 240.2% frente a la utilidad cambiaria de 182,882 millones de pesos, registrada en el mismo lapso de 2023. La pérdida cambiaria representa el 59.6% del rendimiento neto negativo correspondiente a los primeros nueve meses de 2024, en fuerte contraste con lo ocurrido en el mismo lapso de 2023, cuando la utilidad cambiaria fue casi 60.5 veces superior al resultado neto positivo obtenido en ese entonces por Pemex. De su lado, el EBITDA del mismo período de nueve meses pasó de 295,879 millones de pesos en 2023, a 233,941 millones de pesos en 2024: una disminución de 20.9%. En términos porcentuales, el EBITDA pasó de representar el 23% de las ventas totales en 2023 al 19% en 2024.
En cuanto a los resultados por subsidiaria de enero a septiembre de 2024, encontramos que dos de las tres tuvieron un rendimiento neto positivo: PEP por 49,400 millones de pesos y Logística por 16,000 millones de pesos. En el caso de Pemex TRI, ésta tuvo un rendimiento de operación negativo por 483,000 millones de pesos y llama la atención que el costo de lo vendido (856,900 millones de pesos) fue 13.8% superior a sus ingresos totales por ventas (753,000 millones de pesos): un diferencial mayor en 3.2 puntos porcentuales al registrado en el mismo lapso de 2023.
En los primeros nueve meses de 2024 Pemex recibió apoyos de parte del gobierno federal por un total de 229,700 millones de pesos a través de aportaciones de capital (150,500 millones de pesos) y estímulos fiscales (79,200 millones de pesos). Estos últimos se generaron por la condonación del pago del Derecho por la Utilidad Compartida correspondiente a los meses de enero, mayo, junio y julio, y la exención en el pago de los Derechos de Extracción de Hidrocarburos de los meses de junio y julio.
El fortalecimiento de Petróleos Mexicanos fue una de las prioridades del gobierno anterior. Sin embargo, sus resultados y las principales variables que influyeron en ellos muestran que no basta con la clara voluntad política de apoyar a Pemex cuando las circunstancias específicas lo requieran. Se necesita reflejar esa voluntad en una nueva arquitectura institucional del sector, una adecuación de la estructura organizativa y la visión de negocios de la petrolera, con vistas a convertirse en una empresa energética, así como un cambio de régimen fiscal que haga económicamente viable estas mutaciones. Como país, necesitamos construir el mayor acuerdo posible en torno al tipo de sector petrolero que deseamos, su lugar en el modelo de desarrollo económico y al papel que deben jugar Pemex y la inversión privada complementaria en él.
“Como país, necesitamos construir el mayor acuerdo posible en torno al tipo de sector petrolero que deseamos”.
No se trata de encontrar el camino de regreso a un pasado idílico, sino al contrario, de la construcción del mejor sendero posible hacia el futuro de Pemex, el sector petrolero y México. La llegada del nuevo gobierno, su equipo energético y la nueva administración de Petróleos Mexicanos nos dan motivos para creer que ese nuevo, distinto y deseable futuro es posible.
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