Desde la escuela secundaria aprendemos que Pemex es una empresa petrolera, propiedad de los mexicanos, motor de crecimiento. Sin embargo, en el debate político cada sexenio surge el reclamo sobre su desempeño y su propósito. Vuelve a mencionarse el gran potencial de hidrocarburos que México tiene en el subsuelo y las limitaciones de Pemex para aprovecharlo o procesarlo.
Mientras unos abogan por permitir la inversión privada en el sector y otros argumentan que debe ser un monopolio de Estado, la Empresa Productiva del Estado ha caído en un impasse: endeudada, con bajo nivel de producción, dificultades para ampliar las reservas probadas, bajas ambiciones en inversiones, 130 mil empleados, activos en obsolescencia, accidentes, robos.
Para una petrolera, ser empresa productiva significa tomar riesgos, particularmente en la exploración y desarrollo de yacimientos. De tener éxito, a lo largo del ciclo de vida de sus campos, las utilidades pueden llegar a ser superiores a los de otros buenos negocios. Pero si la empresa carece de los recursos para aventurarse a los grandes retos, sus directivos se enfocarán en las reservas ya descubiertas, algunas en campos en producción, aunque al irse agotando, el costo medio y marginal va a ir subiendo. Eso ha pasado con Pemex. Su apetito por proyectos límite de alto potencial va disminuyendo, particularmente cuando las utilidades van a la baja o cuando la inversión se controla bajo criterios de aversión al riesgo.
El objetivo de detener la crisis de la deuda de Pemex puede también entenderse como un anuncio para dejar de lado los proyectos de alto costo y larga maduración. Detener las rondas puede verse como una forma de contener la competencia mientras se recuperan las finanzas de Pemex. Una estrategia defensiva. A marzo de 2023, Pemex mantiene su piso de producción de crudo en 1 millón 597 mil barriles diarios (MBD) que es casi el mismo nivel de julio de 2020[1] cuando venía de un largo descenso y en enero de 2018, se encontraba en 1 millón 909 MBD.
Cabe recordar que en 2018 el Plan Quinquenal de la CNH identificaba 528 bloques para las nuevas rondas: 973 en aguas profundas, 406 en aguas someras, 233 convencionales en tierra y 287 no convencionales en tierra, por un total de 212,927 Km2 con un contenido de 40.1 mil millones de barriles de petróleo crudo equivalente (MMM BPCE) en recursos prospectivos y un volumen original remanente de 37.8 MMM BPCE.
Sobre el papel que juega Pemex en la soberanía nacional y en el patrimonio de cada mexicano, la situación actual es que Pemex es la petrolera más endeudada del mundo. Efectivamente, en 2022 la inversión pública del gobierno federal representó 2.9 % del PIB llegando a US$39 mil millones (MMM), de los cuales 56.4 % se asignaron a Pemex[2] y, a pesar del esfuerzo, hoy las deudas doblan a Pemex. A partir de 2015 el valor de sus activos ha ido bajando de US$ 154 MMM a menos US$ 97 MMM en 2022. En el mismo lapso la deuda pasó de US$ 87 MMM[3] a US$ 105 MMM. En 2023 se estima que Pemex debe pagar aproximadamente US$ 10 MMM en la amortización de su deuda[4]. Sin embargo, hoy su flujo de efectivo después de costos, gastos, impuestos, además de las pérdidas en algunos proyectos o los bajos márgenes de rentabilidad en algunas de sus inversiones, la han llevado al punto de atrasar durante varios meses sus pagos a proveedores y a pedir ayuda al Estado para pagar a los bancos.
Es curioso que a pesar de que para Moody’s la calificación de la deuda soberana de México es Baa2, para la calificadora HR Ratings la deuda de Pemex[5] está en el nivel AAA, con perspectiva estable, esto debido a las aportaciones del Gobierno Federal[6] para el pago del servicio de la deuda, inversiones y apoyos fiscales. También llama la atención que para Moody’s desde abril de 2022 Pemex perdió el grado de inversión, con la calificación B1 por el riesgo de incumplimiento y por las altas tasas de interés a las que está contratando el refinanciamiento de sus deudas. Tal vez la diferencia en la evaluación de las dos certificadoras es que HR Ratings calcula que el gobierno federal dará prioridad al cumplimiento del pago de la deuda de Pemex. Es decir, Pemex es visto más como una parte del gobierno que como una empresa. Ahora sí, todos los mexicanos somos dueños.
¿Quiénes sí interactúan y ponen presión sobre Pemex? ¿El gobierno federal? ¿Hacienda? ¿El sindicato? ¿Los bancos? Pereciera que Pemex sigue siendo el complemento fiscal que los partidos políticos no logran convencer a la población de que se debe obtener con el esfuerzo público. El margen de utilidad proveniente de Pemex y de las empresas contratistas de las rondas pasa al fondo petrolero, del cual el Congreso destina cada año fuertes montos para financiar el presupuesto federal[7], en vez de dejarlo ahí para financiar los años de vacas flacas. Ni soñar con el concepto noruego de que la renta petrolera debe dejarse en el fondo porque pertenece a las generaciones futuras.
En cuanto al concepto de Pemex como motor de desarrollo, si bien Pemex tiene como objetivo para 2025 llegar al 8% de contenido nacional en los trabajos de exploración y extracción de los proyectos de aguas profundas, y 35% en campos terrestres y aguas someras, sus contrataciones pocas veces son licitadas, lo que les resta transparencia a sus términos, condiciones y a su cumplimiento. Por otra parte, el alto nivel de las tasas de CETES y de la inflación para la adquisición en México de materiales clave en la infraestructura petrolera, comparada con el tipo de cambio que durante los últimos años paga menos pesos por dólar y, por lo tanto, disminuye la capacidad de Pemex para pagar al mercado interno, hacen que salga más barato importar equipos y servicios.
La coyuntura de altos precios del petróleo disparados por la guerra en Ucrania por el incipiente restablecimiento de la dinámica económica a nivel global y por la gestión que OPEP hace de la oferta de crudo, en conjunto han dado un respiro económico a las finanzas de Pemex, aunque sus utilidades reportadas trimestralmente en 2022 y 2023 son muy inferiores a las de empresas comparables como Valero, Marathon, ExxonMobil o Chevron.
El lapso de mayor precio de la Mezcla Mexicana de Petróleo duró del 8 de marzo al 10 de junio del 2022. Después de eso, los precios han bajado. Si no fuera por el transitorio aumento en el precio del petróleo de los tres últimos años, los márgenes de Pemex estarían en descenso por los costos que la aquejan. De hecho, durante 2023 en dos ocasiones han caído las aportaciones mensuales de Pemex al Fondo Mexicano del Petróleo (FMP) a causa de menores utilidades y regalías.
Efectivamente, a muchos nos gustaría que Pemex fuera un gran productor con presencia internacional. Pero eso nunca ha estado en sus perspectivas. La mayoría de los mexicanos no somos empleados de Pemex, ni sus proveedores, ni sus estrategas, ni miembros de una asamblea de accionistas, pero el gobierno está por usar parte del presupuesto federal para pagar deudas de la paraestatal. Esta problemática no ha sido elevada al nivel de debate público.
“La mayoría de los mexicanos no somos empleados de Pemex, ni sus proveedores, ni sus estrategas, ni miembros de una asamblea de accionistas”.
Por otra parte, nos acercamos al fin de la era del petróleo y, posiblemente, también al gradual descenso en el consumo de gas natural, al que nunca supimos sacarle provecho porque a los directivos de Pemex y a los tecnócratas de varios sexenios les ha perecido mejor importar gas barato en vez de hacer el esfuerzo científico, tecnológico y de voluntad política para explotar las vastas reservas de gas natural que hay en el país.
El mundo, preocupado por el calentamiento global, entra en la confrontación entre los jadeos de las industrias que fenecen contra las que nacen. Estamos llegando al momento en que los sueños de bienestar del sigo XXI cada día nos separan más dela industrialización del siglo XX. También en ese tenor, para el sector petrolero nacional la verdadera diferencia será entre el pasado y el futuro.
Notas:
[1]https://sie.energia.gob.mx/
[2]Ricardo Haneine Haua. Referido por Ulises Juárez en “Caen inversiones públicas y privadas durante la presente administración: Kearney. Sale México de la lista de los 25 países con mayor atractivo para la IED”. Energía a Debate. Marzo 30, 2023.
[3]Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados, “La Deuda Pública de Pemex, 2010 a 2018”. Reporta que el endeudamiento neto de Pemex pasó de MX$ 1,112,849 millones (MM) en 2014 a MX$ 1,459,763 MM en 2015. https://cefp.gob.mx/publicaciones/nota/2019/notacefp0212019.pdf. La conversión a dólares de 2015 es la publicada el 2/II/2023 por la revista Expansión en el artículo “Las claves para entender la cuantiosa deuda de Pemex”.
[4]https://www.elfinanciero.com.mx/economia/2023/01/09/pemex-enfrenta-pagos-de-bonos-por-10-mil-mdd-mientras-el-gobierno-ya-no-quiere-pagar-su-deuda
[5]La Jornada: “HR Ratings ratifica calificación “AAA” para deuda de Pemex”. 2023-05-17 https://www.jornada.com.mx/notas/2023/05/17/economia/hr-ratings-ratifica-calificacion-aaa-de-pemex/. Por su parte, en su página Pemex informa sobre las calificaciones recibidas por las empresas certificadoras: Fitch Ratings BB-, HR Ratings HR BBB+(G), Moody’s B1, Standard &Poor’s BBB.https://www.pemex.com/en/investors/debt/Paginas/credit-ratings.aspx.
[6]Forbes: “HR Ratings ratifica calificación BBB+ sobre la deuda soberana de México”. https://www.forbes.com.mx/hr-ratings-ratifica-calificacion-bbb-sobre-la-deuda-soberana-de-mexico/. Abril 28, 2023.
[7]Enrique Méndez, “el informe anual 2022 de los estados financieros del Fondo Mexicano del Petróleo (FMP), detalla que transfirió a la Tesorería de la Federación 636,332 millones de pesos, de los cuales, la mayoría, 619,950 millones de pesos, se destinaron a cubrir el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) de ese año”, en La Jornada: “Transferencias de fondos petroleros repuntaron 77%” https://www.jornada.com.mx/notas/2023/05/22/economia/transferencias-de-fondos-petroleros-repuntaron-77/
Las opiniones vertidas en la sección «Plumas al Debate» son responsabilidad exclusiva de quienes las emiten y no representan necesariamente la posición de Energía a Debate, su línea editorial ni la del Consejo Editorial, así como tampoco de Perceptia21 Energía. Energía a Debate es un espacio informativo y de opinión plural sobre los temas relativos al sector energético, abarcando sus distintos subsectores, políticas públicas, regulación, transparencia y rendición de cuentas, con la finalidad de contribuir a la construcción de una ciudadanía informada en asuntos energéticos.