Los precios de la electricidad en Europa registran máximos históricos debido a una escasez de gas, misma que es provocada por conflictos geopolíticos que reducen la oferta del gas natural, el principal combustible utilizado a nivel mundial para la generación de energía.
La crisis energética en parte es provocada por la tensión militar entre Rusia y Ucrania, donde el Kremlin busca controlar a la península de Crimea, una zona que legalmente pertenece a Ucrania, pero que desde el fin de la Guerra Fría, Rusia ha reclamado como propio.
Rusia es el productor más grande del mundo de gas natural y abastece alrededor de 30 por ciento del combustible que usa Europa para generar electricidad.
El gobierno ruso abastece a Europa a través del gasoducto Nord Stream 1 y el Yamal (que atraviesa Ucrania), dos líneas que Moscú restringe como una estrategia para presionar a Europa en torno a la crisis militar que enfrenta con Ucrania para anexarse de forma “oficial” a la Península de Crimea.
Recientemente, Moscú concluyó la construcción del gasoducto Nord Stream 2, que tiene una longitud de mil 200 kilómetros, y parte de Rusia hacia Alemania, a través del mar Báltico, y es capaz de transportar hasta 55 mil millones de metros cúbicos al año; sin embargo, la infraestructura requerirá de la aprobación regulatoria de Europa para entrar en funcionamiento.
La estrategia energética de Alemania, que cuenta con un mix con presencia de renovables, carbón, plantas nucleares y ciclos combinados, basó su futuro en el abastecimiento a través de este gasoducto.
Berlín busca reducir la generación de energía a través de carbón y cerrar 16 plantas nucleares para disminuir sus emisiones de dióxido de carbono, con plantas de ciclo combinado, situación que se complica sin la entrada en funcionamiento del gasoducto Nord Stream 2.
La restricción del abasto de gas ruso provocó precios con máximos históricos el año pasado en toda Europa, donde Francia, Italia y Alemania registraron los picos más pronunciados, todos con un costo superior a 400 euros por Megawatt/hora (MW/h), lo que equivale a más de 9,300 pesos por MW/h.
De acuerdo con datos de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), en México, el costo del MW/h generado por la Comisión Federal de Electricidad se ubica en mil 413 pesos, nueve veces menos que los picos registrados en Europa.
Al considerar el valor de la electricidad anual, el precio promedio más alto en el Viejo Continente durante 2021 fue el de Reino Unido, con una tarifa de 137.65 euros por MW/h, lo que equivale a poco más de tres mil 200 pesos, el doble de lo que cuesta con la CFE.
Tensión militar
El centro del conflicto, de acuerdo con Marta Bárbara Ochman Ikanowicz, profesora del Departamento de Derecho y Relaciones Internacionales del Tecnológico de Monterrey, campus Estado de México, es la península de Crimea pues Rusia utiliza al territorio ucraniano para mantener su “área de influencia”.
La especialista añade que durante la Guerra Fría, Crimea pertenecía a la República Socialista de Ucrania, pero las decisiones las tomaba Rusia y tenía más pertenencia hacia ese estado que al país ubicado frente al Mar Negro y con frontera inmediata hacia el este con Rusia.
“En este sentido, en 2014, cuando Rusia recupera Crimea es una acción simbólica en el sentido de que Rusia está reconstruyendo el Estado y la Nación, porque la mayor parte de los habitantes son prorrusos y estaban a favor de la incorporación de Crimea a Rusia”, dice la especialista, aunque aclara que la anexión no ha sido reconocida por la Organización de las Naciones Unidas.
Por otra parte, la península tiene un aspecto estratégico, pues se ubica al borde del Mar Negro, lo que implica su control. Rusia tiene una base naval en ese territorio, en el área de Sebastopol.
El objetivo final del país euroasiático es detener el avance de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), una alianza político-militar, compuesta por 30 economías europeas, que tiene el objetivo de dar una resolución pacífica de controversias.
“Cuando los esfuerzos diplomáticos no dan fruto, la fuerza militar emprende operaciones de gestión de crisis. Estas operaciones se llevan a cabo bajo la cláusula de defensa colectiva del tratado fundacional de la OTAN (Artículo 5 del Tratado de Washington) o por mandato de las Naciones Unidas, por sí sola o en cooperación con otros países y organismos internacionales”, señala el organismo multinacional en su página de internet.
A partir del Siglo XXI, dice Marta Ochman, se han sumado a la OTAN algunos países que eran considerados de “influencia rusa”, como Estonia, Letonia y Lituania, naciones que pertenecieron a la Unión Soviética y que colindan con Rusia y el mar Báltico.
La lista de países con influencia rusa que se han sumado la OTAN se suman nombres como Montenegro, Rumania, Bulgaria o Croacia.
Por ello, dice la analista, Rusia siente que la OTAN está circundando a su gobierno desde el Cáucaso, todo el territorio Europeo y el mar Báltico, situación que quiere detener Moscú a través del control reconocido de Crimea.