En los combustibles convencionales que utilizamos actualmente, como son los hidrocarburos, es el enlace con el hidrógeno el que porta la energía, no el carbono. Al ser quemados, esta se libera y se produce dióxido de carbono. Partiendo de lo anterior surge la pregunta: ¿Y si pudiéramos aprovechar la energía que porta el enlace del hidrógeno sin las emisiones de CO2?
El hidrógeno es el elemento más abundante del planeta. Sin embargo, en la naturaleza se encuentra compuesto con otros elementos, por lo que para su aprovechamiento es necesario separarlo de las moléculas en las que se encuentra. Ahora bien, esto se resolvió hace ya aproximadamente 200 años con las primeras demostraciones de electrólisis en los años 1800. Actualmente existen múltiples tecnologías para la producción de hidrógeno, siendo los electrolizadores una de las más comunes. En pocas palabras, lo que hace un electrolizador es separar el hidrógeno (H2) y el oxígeno (O) del agua (H2O) usando energía eléctrica. Cuando dicha energía proviene de fuentes renovables se le denomina hidrógeno verde.
¿Otra vez las promesas del hidrógeno? Ha habido falsos comienzos de su despegue en el pasado, ninguno de ellos trasladado a un aumento significativo en inversión e infraestructura ¿Qué nos dice que esta vez será diferente?, ¿qué hay de nuevo en esta ola de interés por el hidrógeno?
“Lo que tenemos ahora (…) es una disminución importante en los costos de generación de energías renovables”.
Lo que tenemos ahora, a diferencia de otros momentos en la historia, es una disminución importante en los costos de generación de energías renovables, ya que de utilizar fuentes de energía convencional para la producción de hidrógeno regresamos al mismo problema de siempre, pues la única diferencia radica en el lugar en el que se generan las emisiones contaminantes. Pero sobre todo, la razón por la cual necesitamos que esta vez sea diferente es la urgente necesidad de alcanzar una meta que parece alejarse cada vez más de la realidad: mantener la temperatura del planeta por debajo de 1.5 ºC para 2030.
Sabemos que el 42% de las emisiones a nivel global provienen del sector energético, 24% del transporte y 19% de la industria (IEA, 2019). Los datos son claros, el sector energético es el primero en ser llamado a transformarse. En línea con lo anterior, el gradual desplazamiento de las energías basadas en combustibles fósiles por las renovables es un hecho. Y en ese sentido, el hidrógeno, por ser un vector energético y por su versatilidad, tiene el potencial de fungir como puente entre las renovables y su aplicación en otros sectores. A manera de ejemplo simple, no vamos a poner una turbina eólica a un camión, pero sí podemos usar como combustible el hidrógeno que fue generado con esa turbina: es ahí donde se rompe una barrera importante para la descarbonización de nuestros procesos. Paralelamente, para alcanzar un escenario en el que las renovables predominen la matriz energética, es necesario superar el reto de su variabilidad en términos de desbalances de oferta y demanda tanto en tiempo real como de forma estacional. Y es aquí donde el hidrógeno se transforma en un importante respaldo de almacenamiento limpio, dando pie a que esta transición sea posible.
Pero los costos… pero el marco regulatorio… pero el rezago de desarrollo tecnológico… Es cierto, existen aún múltiples retos a enfrentar para que podamos aprovechar el potencial del hidrógeno: así sucede en su momento, cada vez que buscamos “abrir cancha” para algo nuevo en nuestro sistema (y multipliquemos esos retos, pues recordemos que el hidrógeno no es la solución, sino una parte de esta). No existe un manual, ni un camino trazado de la forma “correcta” para introducir al hidrógeno verde a nuestra planeación energética y queda un gran camino por recorrer en México para hacer esto una realidad. En lo personal, me emociona porque, con una visión a largo plazo y retomando los aprendizajes que hoy día tenemos como humanidad, ese “hueco” nos da la posibilidad de trazar el camino y decidir hacerlo bien desde el principio, desde su diseño.
Referencias:
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(https://h2lac.org/wp-content/uploads/2022/05/FF-Presentacio%CC%81n-final-25-de-Mayo.pdf)
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Dincer, I., & Acar, C. (2015). A review on clean energy solutions for better sustainability. International Journal of Energy Research, 39(5), 585-606.
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(https://www.iea.org/reports/greenhouse-gas-emissions-from-energy-overview/emissions-bysector)
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Petronor Innovación. (2021). Ciclo de Conferencias sobre Almacenamiento de Energía. Almacenamiento Eléctrico Masivo por Hidrógeno. Recuperado de:
(https://h2mex.org/wp-content/uploads/Presentacion-ArturoFdez-GrArag-20210408-AlmacenamientoEnergetico-JUN21.pd)
*/ Daniela Gómez Leal Sánchez es futura ingeniera en Desarrollo Sustentable y actual emprendedora como cofundadora de Reimaginando, un emprendimiento social con el objetivo de impulsar la movilidad social en México a través de mujeres jóvenes en el sector de energías limpias. Actualmente forma parte de un proyecto de investigación en el Tecnológico de Monterrey para la generación de hidrógeno a partir de un electrolizador de membrana de intercambio de protones (PEM).
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