(Escucha esta colaboración en el podcast de Víctor Ramírez aquí)
La presidenta ha repetido, igual que su antecesor, que con la reforma constitucional en materia energética se mantiene la participación privada y el mercado eléctrico, pues hasta el 46 por ciento de la energía “será suministrada por privados”.
Para complementar, la iniciativa presentada por el ex presidente y aprobada hace unos días por las Cámaras de Diputados y Senadores hace un análisis sobre el autoabastecimiento, sus defectos y la necesidad de eliminarlo.
Hay tres problemas básicos en estas afirmaciones. Primero, que la generación eléctrica no es lo mismo que el suministro. Segundo, el despacho y la generación eléctrica no son mercado eléctrico, sino solo una parte de él. Tercero, el autoabastecimiento tampoco es el mercado eléctrico, sino una figura de una ley derogada hace 11 años. De hecho, el autoabastecimiento estorba al mercado.
Entonces, ¿qué es el mercado eléctrico?
El sector eléctrico mexicano se divide, legalmente hablando, en cuatro grandes sectores. Generación, que corresponde a todas las centrales eléctricas que transforman alguna forma de energía en electricidad. Transmisión, que corresponde a los cables que cuelgan de grandes torres al lado de las carreteras y que llegan a subestaciones. Distribución, que corresponde a los cables que van de las subestaciones a la casa o al centro de trabajo y que cuelgan de los postes, incluidos sus transformadores. Finalmente, está la comercialización o suministro, que es la actividad de compra de energía eléctrica, el pago por los servicios de transmisión y distribución para que la energía llegue a la casa o al centro de trabajo, además de todo el proceso administrativo que eso significa.
En el mercado hay dos tipos de usuarios. Los básicos, como todos los hogares de México y los pequeños negocios. Y los calificados, que son grandes empresas que tienen, ya sea en cada medidor o en medidores sumados, por lo menos un megawatt de demanda eléctrica. Es como tener mil hornos de microondas de 1,000 watts encendidos al mismo tiempo detrás de un medidor. Al cierre de esta columna, hay mil doscientos sesenta usuarios calificados. Estas más de mil empresas compran la energía a un suministrador distinto a CFE Suministrador de Servicios Básicos. La lista de suministradores de servicios calificados tiene más de cincuenta registrados.
¿Qué hace un Suministrador Calificado? Su labor es buscar las centrales eléctricas que ofrezcan los servicios que requieren los usuarios calificados, ofrecerlos a estos usuarios y, entonces, vender. Para esto, negocian y llegan a acuerdos o contratos de compra-venta de energía con distintos generadores.
Venden esa energía a sus clientes finales. El pago del cliente cubre no solo la energía, sino los servicios asociados, como transmisión y distribución, que el suministrador paga íntegro a CFE, el servicio del operador del sistema (el Centro Nacional de Control de Energía o CENACE), los certificados de energía limpia, entre otros.
¿Por qué los usuarios grandes se van a suministro calificado?
Porque los suministradores, gracias a la eficiencia de los generadores que contratan, logran costos de energía más bajos para los usuarios finales. Esto gracias a que hay un mercado en el que todos compiten por eficiencia, no una tarifa regulada que cubre ineficiencias.
El despacho eléctrico, además de los contratos bilaterales de compra-venta de energía, constituye lo que conocemos como mercado eléctrico.
Ahora, ¿qué pasará con la reforma energética de hace unos días?
Primero: la reforma mantiene los sectores de generación y comercialización de energía en libre concurrencia. En otras palabras, no hay algo en la reforma que elimine al mercado eléctrico.
Segundo: la reforma dice que la empresa pública siempre tendrá prevalencia. ¿Dónde? No lo sabemos. En el origen, al ex presidente no le gustaba que CFE comprara energía de particulares, bajo la falsa idea de que la Comisión podría generar más barato. Con la “prevalencia”, CFE busca solo comprar energía a CFE.
“Con la ‘prevalencia’, CFE busca solo comprar energía a CFE”.
Tercero: por ahora, los usuarios calificados no consumen el cuarenta y seis por ciento de la energía del país. Aunque siguen creciendo de forma acelerada, consumen alrededor del ocho por ciento de la energía total del país.
Cuarto: en seis meses a partir de que se publique la reforma, se conocerá la forma de participación privada. Si la lógica impera, esto no debería de significar cambios mayores en el mercado eléctrico.
Quinto: los datos oficiales de la Comisión Reguladora de Energía nos dicen que CFE es el generador de energía eléctrica más caro que existe. Sus costos pueden ser de hasta el cuádruple que el de algunos privados. En transmisión, distribución y CENACE, todos pagamos lo mismo.
Sexto: Los usuarios de autoabastecimiento de energía –en teoría y si no hay cambios– deberían volverse usuarios calificados cuando su contrato de autoabastecimiento se acabe. Solo así mantendrán sus ahorros en energía.
En este contexto, vale la pena exponer cuatro escenarios y dudas respecto al mercado.
Si se mantiene el 54-46% de generación de energía, los usuarios calificados llegan a consumir hasta el 46% de la energía del sistema y CFE solo le comprar a CFE, la propia CFE se va a quedar con la energía más cara. Entonces, la industria comprará la energía más barata, de privados, y CFE deberá incrementar subsidios si el gobierno no quiere que la factura eléctrica de los hogares mexicanos se vaya al cielo. Ahí, los pequeños se quedan con las ineficiencias.
Si quieren democratizar las ineficiencias de la empresa pública, tendrán que obligar a todos los usuarios a comprar una parte de energía de CFE. Supongamos que un 54%. Eso significará incrementar el costo de la energía a la industria, lo que provocará espantar al nearshoring o encarecerlo y perder competitividad.
Si deciden que la forma de participar de los privados será solo en generación (despacho) y que el único suministrador sea CFE, sin mercado eléctrico, los usuarios calificados tendrían costos de nuevo muy altos, afectando la competitividad del país y el empleo. Además de que los suministradores, que han metido un dineral en la operación de sus empresas y en garantías financieras, se quedarían sin materia de trabajo.
Finalmente, hay varios generadores privados que tienen contratos exclusivos de venta de energía con CFE por más de una década. Esa generación ¿se considerará privada o parte de CFE? Esa energía es la más barata que adquiere CFE y con ello se evita que las facturas eléctricas o el subsidio se vayan al cielo.
En realidad, el 54-46% es incompatible con un mercado eléctrico real. Esta proporción obliga a que alguien cargue en el futuro de forma constante con las ineficiencias de una empresa de gobierno. Y entonces genera cuatro posibles efectos:
1. Encarecer la energía al ciudadano,
2. Encarecer el subsidio eléctrico,
3. Encarecer la energía a la industria y/o
4. Encarecer la energía a todos.
¿Cómo piensan repartir el costo de esas ineficiencias? ¿Y dónde queda el mercado? Esa es la gran pregunta.
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