La transición energética encontró en el gas natural una solución temporal para pasar de los combustibles fósiles altamente contaminantes, hacia las energías renovables, pero lo que se había convertido en una alternativa temporal, para 2022 puede convertirse en una maldición.
De acuerdo con un análisis elaborado por Banco Base, el gas natural se convirtió en el principal combustible para la producción de electricidad, pero el mundo no está produciendo suficiente para alimentar la demanda industrial que se requiere para la recuperación económica después de la pandemia.
En el documento, Gabriela Siller, directora de Análisis Económico del banco, señala que los países de Asia y Europa ya están empezando a buscar acuerdos con Qatar y Estados Unidos para obtener el gas que necesitan para sus industrias y para abastecer a su población ante la inminente llegada de un invierno, que según los meteorólogos, será más frío de lo habitual.
Las negociaciones de los países del otro lado del Atlántico, dice la analista, presionarán todavía más, los ya de por sí caros referentes internacionales del gas natural.
Pero el problema no se termina en el incremento de la demanda, pues Qatar ya advirtió que es probable que no exista la cantidad suficiente de producción para abastecer a todos los interesados.
“En Qatar, el ministro de energía, Saad Al-Kaabi, advirtió que la demanda es tan grande que no podrán atender a todos sus clientes”, detalla la analista.
“Las interrupciones en el uso de energía nuclear, la escasez mundial de gas natural, los cuellos de botella y la reducción en la velocidad de los vientos ha impulsado la crisis energética, que tiene ya un impacto negativo sobre la actividad económica del mundo y amenaza con ser uno de los principales riesgos de la economía global en 2022”
Gabriela Siller, directora de Análisis Económico de Banco Base
Para la experta el panorama global mantendrá el precio alto al menos hasta la llegada de la primavera de 2022, una vez que la demanda por gas natural en el hemisferio norte se reduzca.
Sin embargo, no prevé una caída pronunciada en los precios, pues existe el riesgo de escasez de gas natural y carbón, que podría extenderse hasta el invierno de 2022.
DESABASTO EN EUROPA
El análisis de Banco Base detalla que los precios del gas natural tienen un rally que se refleja en un incremento de 314 por ciento sólo en los primeros 10 meses del año.
Sin embargo, al analizar el alza entre octubre de 2020 y el mes que corre, el alza se dispara a prácticamente 456 por ciento.
El almacenamiento del combustible en el viejo continente está por debajo de su promedio de los últimos cinco años, antes de la llegada del invierno.
Los datos del continente apuntan a que el inventario de gas natural en la región está en 854.14 Teravatio-hora, casi 15 por ciento menos que el promedio del último quinquenio.
Con la entrada del invierno, el uso de la calefacción de los hogares, que corre con electricidad, se incrementa.
“Típicamente, hacia el cierre del verano en Europa los inventarios de gas natural suelen reponerse para el invierno. Sin embargo, las temperaturas en Rusia ya han comenzado a disminuir, lo que ha limitado el suministro de gas. El año pasado fue un invierno inusualmente frío, lo que llevó a los almacenes globales a tener los niveles más bajos en más de una década”, dice la analista.
Rusia es el productor más grande del mundo en gas natural y uno de los principales abastecedores del combustible hacia la Unión Europea, con aproximadamente 40 por ciento, pero, según la experta es posible que el país que lidera Vladimir Putin haya disminuido sus envíos de gas, como estrategia política para presionar a Europa y acelerar el inicio de operaciones del gasoducto Nord Stream 2.
Los altos precios del gas, sumados a la demanda eléctrica, han provocado alzas históricas en las tarifas que pagan los habitantes del continente.
En España, por ejemplo, el precio de la electricidad aumentó cuatro veces en el último año, a un máximo histórico de 332 dólares por megawatt/hora (MWh). Incluso, la tarifa española es la más cara del continente.
En Reino Unido, al menos 11 empresas que proveen de electricidad y gas a los hogares británicos han anunciado su quiebra entre enero y septiembre de este año, debido al incremento en lo costos del combustible y las tarifas eléctricas, que no pueden ser trasladadas al consumidor, debido a que son reguladas por el gobierno, de acuerdo con la agencia Reuters.
EL PROBLEMA EN ASIA
En el continente asiático, el problema se concentra en China, donde la escasez de energía se ha extendido desde las fábricas hasta los hogares, lo que aumenta los riesgos a la baja para el crecimiento de la segunda economía más grande del mundo.
El desabasto de gas en China ocurre pese a que el país duplicó sus importaciones en relación con el año anterior, dice Gabriela Siller.
“La crisis energética en China, también se debe en parte a su propia agenda medioambiental y el objetivo del gobierno de Xi Jinping de descarbonizar la economía y llegar a la ‘neutralidad de carbono’ en 2060”, un reto muy grande, debido a que 70 por ciento de su energía se basa en el carbón.
Los datos recopilados del país asiático apuntan a una reducción en las importaciones del mineral, debido a tensiones políticas con Australia. En este contexto, China dejó de comprarle a ese país el carbón para sus plantas. “Además, los estrictos controles fronterizos de China para evitar la propagación de Covid-19 llevó a una reducción en las importaciones de carbón de Mongolia”, dice Siller.
El carbón en el mercado chino, pese a ser altamente contaminante, alcanzó un precio histórico de mil 982 yuanes por tonelada métrica el 19 de octubre de este año, y aunque el país aumentó su producción en ocho por ciento durante el año, ha sido insuficiente para cubrir la demanda.
“Las interrupciones en el uso de energía nuclear, la escasez mundial de gas natural, los cuellos de botella y la reducción en la velocidad de los vientos ha impulsado la crisis energética, que tiene ya un impacto negativo sobre la actividad económica del mundo y amenaza con ser uno de los principales riesgos de la economía global en 2022”, advierte Siller Pagaza.