Algunas de las cosas que se han dicho de las nuevas leyes es que son la parte 2 del modelo de Peña Nieto, esto porque se repiten buena parte de la redacción y muchos conceptos. Pero esto es totalmente falso. Hay grandes diferencias que, si se lee el texto completo, quedan evidentes. Voy con las partes más importantes.
Certificados de Energía Limpia (CEL). Sobra decir que los CEL ya habían sido devaluados desde el sexenio anterior. Primero, porque la SENER incumplió la ley por años y no indicó qué porcentaje de energía limpia nueva debía adquirir cada consumidor. La CRE tampoco estableció las reglas de cumplimiento y de compraventa de Certificados. Entonces, estos instrumentos ya eran medio “de chocolate”. Ahora la nueva ley cambia su naturaleza, mientras que la ley anterior los otorgaba solo a la energía limpia de proyectos nuevos, con lo que premiaba la inversión. Ahora los CEL se aplicarán a toda la generación de energía limpia, por lo cual pierden sentido como incentivo de inversión fresca.
Subastas. Si bien la ley prevé que el CENACE realice mecanismos cuya descripción se parece a las subastas, estas no son obligatorias para los suministradores de servicios básicos. Eso significa que la CFE ya no está obligada a buscar la energía más barata para revenderla después a los usuarios. Otro mecanismo que pasará a ser “de chocolate”.
Planeación. Esto es, tal vez, lo más relevante. La SENER seguirá haciendo la planeación considerando a los participantes del sector. La Secretaría emitirá un plan que se vuelve vinculante, ya no un programa que era indicativo. Esto significa que los proyectos y permisos de generación deberán estar alineados al plan. Los desarrolladores de proyectos no buscarán más los mejores sitios para construir un proyecto, donde haya más viento, por ejemplo, sino que deberán alinearse con las indicaciones del plan. Eso puede afectar a la rentabilidad del sistema al no tener los proyectos más eficientes, sino alineados a la planeación.
“Los desarrolladores de proyectos no buscarán más los mejores sitios para construir un proyecto […], sino que deberán alinearse con las indicaciones del plan”.
Modelo patrimonialista. A diferencia del modelo anterior, que promovía la generación de energía al costo más bajo y entonces se entregara a la red para llevarla a los usuarios finales en condiciones de competitividad, este modelo busca incrementar la propiedad de centrales eléctricas de parte del Estado. Por eso, modelos como los proyectos mixtos, o los de largo plazo, tienen como condicionante la propiedad, ya no el costo más bajo. Esto, de nuevo, puede encarecer la energía.
División del sector. La nueva ley habla de lo conveniente de hacer divisiones entre los subsectores de una empresa; tan es así, que lo ordena cuando sea necesario entre participantes privados, pero al sector público le omite esa obligación.
Participación privada en servicios públicos de transmisión y distribución. El modelo anterior generaba modelos de participación privada mediante contratos. De hecho, la ley hablaba de transportistas y distribuidores. La nueva ley monopoliza y evita contratos, con lo que solo la CFE podrá llevar a cabo estas actividades.
Hay una realidad más. Y es que, si bien en la ley mantienen el mercado eléctrico, sus condiciones son muy distintas y, además, parten de principios muy peculiares. Sobre eso viene la quinta entrega de esta serie del nuevo sector eléctrico.
(Lea aquí la tercera parte de este material)
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