La Agencia Intencional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) advirtió que las naciones desarrolladas, principalmente de occidente, deben incrementar sus inversiones en yacimientos petroleros y de gas para compensar la declinación natural de los pozos y satisfacer la demanda mundial de hidrocarburos.
En el análisis “Las implicaciones de las tasas de declinación de los campos de petróleo y gas”, el organismo señaló que este año, la inversión mundial en campos productores de hidrocarburos ascenderá a 570 mil millones de dólares, pero se mantendrá con un modesto crecimiento en el futuro.
“Casi el 90 por ciento de la inversión anual en exploración y producción (upstream) de petróleo y gas desde 2019 se ha dedicado a compensar las caídas de la producción en lugar de satisfacer el crecimiento de la demanda”, refirió.
La organización internacional liderada por Fatih Birol expuso que el debate sobre el futuro del petróleo y el gas natural se centra en las perspectivas de la demanda, pero presta mucho menos atención a la posible evolución de la oferta.
“Esta asimetría es errónea, y comprender a fondo el ritmo al que disminuye la producción de los yacimientos de petróleo y gas existentes es más importante que nunca”, consideró.
La IEA va más allá y también alertó que una caída relativamente pequeña en la inversión del upstream puede marcar la diferencia entre el crecimiento de la oferta y una producción que se estanque.
Inversión y seguridad energética
El documento manifestó que la composición de la producción de petróleo y gas ha cambiado rápidamente en los últimos años con el notable auge del petróleo de esquisto (shale oil) y el gas de esquisto (shale gas).
En el año 2000, los yacimientos petrolíferos convencionales aportaban 97 por ciento de la producción total mundial de petróleo; sin embargo, para 2024, esta proporción se había reducido a 77 por ciento, debido al aumento de la producción de yacimientos no convencionales.
En el caso del gas natural, 70 por ciento de los 4 mil 300 mil millones de metros cúbicos que se producen hoy provienen de yacimientos convencionales y casi la totalidad del resto corresponde a gas shale en Estados Unidos.
“Incluso con la revolución del esquisto, la producción total de petróleo y gas aún depende en gran medida de un pequeño número de yacimientos supergigantes, principalmente en Oriente Medio, Eurasia y América del Norte, que en conjunto representaron casi la mitad de la producción mundial de petróleo y gas en 2024”, detalla el organismo.
Precisa el análisis que la tasa media anual global de declive observada tras el pico es del 5.6 por ciento para el petróleo convencional y de 6.8 por ciento para el gas natural convencional.
Mientras tanto, entre más grande es el yacimiento, menor es su tasa de declinación: por ejemplo, el promedio en los campos petrolíferos supergigantes es de una declinación de 2.7 por ciento anual, mientras que el promedio de los yacimientos pequeños supera 11.6 por ciento.
Los yacimientos petrolíferos terrestres experimentan una disminución más lenta, con una media del 4.2 por ciento anual, que los ubicados en alta mar, con un 10.3 por ciento.
El organismo abunda que Medio Oriente tiene los yacimientos más grandes del mundo y tiene la tasa de declinación más baja con un promedio de 1.8 por ciento, mientras que en Europa, que tiene más campos marítimos, la tasa asciende hasta 9.7 por ciento anual.
La mayor parte de la producción de petróleo en Estados Unidos proviene de fuentes no convencionales en rápido declive, mientras que en Oriente Medio y Rusia la mayor parte del petróleo se produce en yacimientos supergigantes convencionales en lento declive.
“Sin una mayor inversión de capital, las economías avanzadas se enfrentarían a rápidos descensos de la producción (una caída de 65 por ciento durante la próxima década), mientras que estos descensos serían más leves en Oriente Medio y Rusia (45 por ciento)”, dice la EIA.
En este sentido, el análisis precisa que para mantener los niveles actuales de producción se necesitarían añadir 45 millones de barriles diarios en la producción de petróleo y dos mil millones de pies cúbicos al día de gas natural para 2050, específicamente en yacimientos convencionales.
“La inversión en yacimientos convencionales de petróleo y gas existentes —por ejemplo, mediante reacondicionamiento de pozos, perforación de relleno e inyección de agua— ralentiza la disminución de la producción con respecto a la tasa natural de declive. También se contribuirá al equilibrio de la oferta mediante proyectos de petróleo y gas que aún están en fase de arranque, proyectos cuyo desarrollo ya ha sido aprobado y la inversión continua en recursos no convencionales”, señala el documento.
Aun así, advierte, esto deja un importante déficit que debería cubrirse con nuevos proyectos convencionales de petróleo y gas para mantener la producción en los niveles actuales, aunque las cantidades necesarias podrían reducirse si la demanda de petróleo y gas disminuyera.