“Drill baby drill”, manifestó́ todo sonriente el presidente Trump en su discurso inaugural para impulsar exploración y explotación de hidrocarburos en USA. Ese día se dio una estocada final a la afamada y trillada transición energética, que ya venía muy de capa caída. La realidad de la demanda de energía y los costos de las energías alternativas (con su intermitencia) contrastaban con lo que pregonaban una serie de instituciones de la burocracia global, que trataban de forzar el ingreso de nuevas tecnologías en energía, supuestamente más limpias.
A finales de 2023, escribí́ una entrega titulada “Continúan los desvaríos de la Agencia Internacional de Energía”. Es que esta prestigiosa agencia, en mayo de 2021, lanzó un informe titulado “Carbono Neutral al 2050 – Una hoja de Ruta para el Sector Mundial de la Energía”. Este documento sorprendió́ a gran parte de la comunidad energética global y a mi persona por su drasticidad, irresponsabilidad e inaplicabilidad.
El reporte señalaba que “A partir de 2021 no deberían aprobarse ni ser necesarias nuevas inversiones en exploración y explotación de hidrocarburos a nivel global para alcanzar la meta establecida de Net Zero”. El reporte era totalmente irresponsable, desde todo punto de vista, sobre todo para la seguridad de abastecimiento y los precios de la energía a nivel global. En octubre de 2023, la AIE volvió́ a la carga. Su director, Atih Birol, fustigó fuertemente a las empresas de hidrocarburos por seguir realizando inversiones y adquisiciones para explorar y explotar hidrocarburos.
Es que los discursos y esfuerzos apuntaban al norte y la realidad de la demanda de energía apuntaba en sentido contrario. Bastaba entender que las energías alternativas disponibles no son aún competitivas, sobre todo por su intermitencia. Necesitan de respaldo, lo que las encarece mucho. Por eso los países no cumplían ni cumplen sus compromisos climáticos que asumen y continúan utilizando e incluso y ampliando el uso de combustibles fósiles.
Más aún, un freno seco a las inversiones en exploración y explotación de petróleo y gas natural tendría perturbaciones muy serias sobre la seguridad de abastecimiento, los precios de la energía, la economía y en aspectos sociales, especialmente en muchos países en vías de desarrollo.
La transición energética quería llevarnos a un planeta eléctrico, para lo cual se requería inmensa exploración y explotación de minerales como cobre, litio, cobalto y otros muchos minerales. Nada más para explotar los minerales y fabricar trillones de paneles solares, billones de vehículos eléctricos, millones de baterías de respaldo, millones de turbinas eólicas y millones de kilómetros de redes eléctricas, necesitábamos nada más ni nada menos que mucho pero mucho diesel. La minería funciona con diesel.
Sigo pensando que un primer paso que deberíamos tratar de lograr es el reemplazo del carbón por el más limpio y eficiente gas natural. De esta manera descarbonizamos bastante el planeta en la generación de energía eléctrica. El gas natural también puede ayudar a descarbonizar en el sector transporte convirtiendo barcos que usan derivados pesados del petróleo y diesel a Gas Natural Licuado (GNL), como flotas de camiones que funcionan a diesel. En la industria el gas natural puede seguir utilizándose para reemplazar heavy fuel oils y dieesel oil. Las energías solar, eólica, hidrogeno verde tienen su espacio, pero a su ritmo de competitividad como adición.
“Sigo pensando que un primer paso que deberíamos tratar de lograr es el reemplazo del carbón por el más limpio y eficiente gas natural”.
Más aún, en todo este escenario de intenso debate sobre transición energética y eliminar de la tierra los odiados fósiles, emerge como ganadora absoluta China. Mientras los países de la Unión Europea frenaban el ingreso de automóviles de combustión e instalaban parques solares y eólicos por doquier (recuerden, energías intermitentes), China incrementaba el uso del sucio carbón, derivados de petróleo y gas natural para hacerse más competitiva.
Es que muy hábilmente China se posicionaba como el proveedor casi único de los elementos de la transición energética. A finales del 2023, China manufacturó aproximadamente el 80% de baterías eléctricas que demandó el planeta. Con relación a los paneles solares, representó también el 70% y los molinos de viento cerca al 70%. La fabricación de vehículos eléctricos representó el 60%. Las cifras, entiendo, van más altas este 2024 que pasó.
Para finalizar, muchas empresas petroleras y de gas natural que miraban atónitas las imposiciones y restricciones de autoridades e instituciones en muchos países han optado por retomar actividades exploratorias en hidrocarburos. Los organismos y bancos de financiamiento están mirando en la misma dirección.
Las opiniones vertidas en la sección «Plumas al Debate» son responsabilidad exclusiva de quienes las emiten y no representan necesariamente la posición de Energía a Debate, su línea editorial ni la del Consejo Editorial, así como tampoco de Perceptia21 Energía. Energía a Debate es un espacio informativo y de opinión plural sobre los temas relativos al sector energético, abarcando sus distintos subsectores, políticas públicas, regulación, transparencia y rendición de cuentas, con la finalidad de contribuir a la construcción de una ciudadanía informada en asuntos energéticos.