El litio es un material esencial para las diversas tecnologías que apuntan a la transición energética, como lo son las energías renovables y los vehículos eléctricos. Al entender su rol y el potencial que tiene México para su extracción y producción de manufacturas, podremos transformar las industrias que más demandan el almacenamiento de energía, como lo es la industria automotriz. A través de la colaboración entre los distintos niveles del sector público y el sector privado, el litio tiene la capacidad de no sólo disminuir los efectos adversos del cambio climático, sino activar economías circulares que beneficien directamente a las y los ciudadanos de nuestro país.
Contexto
Mediante el desarrollo tecnológico es posible aprovechar fuentes de energía limpia y renovable como la que proviene del sol y el viento. Sin embargo, esta energía presenta dificultades para abastecer la demanda en todo momento, ya que solo está disponible durante ciertos periodos del día. Lo anterior plantea la necesidad de almacenar dicha energía de modo que pueda utilizarse durante los diferentes horarios de consumo en todas las cadenas productivas y actividades humanas. No obstante, a diferencia del petróleo, el carbón o los biocombustibles, es difícil almacenar la electricidad del sol y del viento en grandes cantidades cuando se encuentra disponible. Para resolver esa desventaja, se han diseñado sistemas de almacenamiento que nos permiten recolectar esta energía limpia y renovable a través de la utilización de litio.
Los sistemas de almacenamiento de energía están compuestos principalmente por un electrodo positivo metálico que puede ser de zinc, aluminio, magnesio, o litio y por un electrodo negativo principalmente de carbón. De todos los metales que pueden usarse para que un sistema de almacenamiento de energía funcione, el litio se destaca sobre todos los demás: desde lograr que las energías renovables puedan competir con energía producida por fuentes convencionales, hasta la existencia de vehículos eléctricos con presencia en el mercado.
Extracción de litio y la adopción de baterías en la industria
Ahora hablemos de las formas en que obtenemos el litio. Este se desarrolla en dos tipos de depósitos: yacimientos en vetas y salmueras naturales. La recolección de salmuera es más común y económica, pero el mineral extraído se considera de grado inferior. Por otro lado, la minería de litio en yacimientos requiere estudios geológicos y de perforación a través de la roca que pueden aumentar los costos, pero el litio en este caso es de mayor calidad.
Aunque la extracción del litio mediante yacimientos en vetas es más costoso y presenta mayores dificultades de extracción, el producto tiene mayor calidad, lo que ha originado que en las últimas dos décadas sea considerado un hito en el desarrollo de sistemas de almacenamiento de energía eléctrica.
Entre más alcanzamos la eficiencia en el uso de energía renovable y limpia, mayor demanda habrá de litio. De los sectores que lo requieren destaca el automotriz, considerado la industria con mayores posibilidades de modernizarse en el corto plazo, transitando al uso de energía eléctrica y disminuyendo paulatinamente el de combustibles fósiles. Esto, sin duda, representa una mayor necesidad de almacenar energía eléctrica eficientemente. Además, se ha observado que los autos eléctricos son una alternativa viable para combatir el cambio climático, siendo el litio en este momento un componente indispensable para su producción masiva.
De acuerdo con Goldman Sachs, la producción de un automóvil eléctrico requiere aproximadamente 63 kg de litio, cantidad que equivale al usado para producir 10 mil celulares. Por su parte, empresas como Tesla han señalado que la producción de 500 mil vehículos al año absorbería toda la producción de litio del mundo. Es la creciente demanda y la proyección de necesidades de litio de buena calidad que ha llevado a que el precio de la tonelada de este material incremente rápidamente su valor en el mercado. Desde el año 2012, el precio de la tonelada de litio rondaba los 4,220 dólares, mientras que para el año 2016 alcanzó un valor de 7,475 dólares. Actualmente, la tonelada alcanza una cotización promedio de 25,000 dólares, lo cual representa un incremento del 592% desde el año 2012.
Derivado de lo anterior, la seguridad del suministro de litio se ha convertido en una prioridad para las empresas de tecnología proveedoras de sistemas de almacenamiento de energía eléctrica y fabricantes de vehículos eléctricos principalmente.
Oportunidades para México
Pocos países en el mundo poseen yacimientos de litio comercialmente rentables. Afortunadamente, entre ellos se encuentra México, que cuenta con un yacimiento probado que contiene dicho mineral en el municipio de Bacadéhuachi, Sonora. Se estima que la reserva es de aproximadamente 243.8 millones de toneladas y, de acuerdo con datos de la Secretaría de Economía, es el único proyecto vigente con una inversión estimada de aproximadamente 420 millones de dólares. Actualmente está siendo desarrollado en conjunto por la empresa inglesa Bacanora Lithium y la empresa china Ganfeng Lithium. Mientras tanto, en los estados de Baja California, San Luis Potosí y Zacatecas se considera que otros tres yacimientos tienen potencial de explotación.
Si consideramos esta información, podemos observar que México tiene un potencial grande en la extracción del litio. Incluso se podría afirmar que es un potencial que permite al gobierno federal plantearse la posibilidad de crear una empresa gubernamental que se dedique a la explotación de estos yacimientos. Además, México no solo tiene la capacidad de explotar yacimientos de litio, sino de crear cadenas productivas locales desde los gobiernos estatales para su transformación. Esto sería una gran ventaja para la industria automotriz, una de las más competitivas dentro de nuestro país, ocupando el séptimo lugar en la producción mundial.
Ahora hablemos de su potencial interno, en números. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), para finales de 2019, en México había en circulación 50,594,282 vehículos de motor, es decir, un automóvil por cada 2 habitantes aproximadamente. Aunado a lo anterior, la Secretaria de Energía estimó que en el año 2019 el sector transporte tuvo el mayor consumo final de energía en nuestro país.
Del mismo modo, el INEGI, desde 2016, lleva un registro de las ventas de vehículos eléctricos a nivel nacional y estatal, entre Unidades Vehiculares Eléctricas, Unidades Vehiculares Híbridas Plugin y Unidades Vehiculares Híbridas. En estos registros se observa que el mercado de la venta de todos los tipos de vehículos eléctricos crece consistentemente, pues ha aumentado sus ventas en un 523% entre enero de 2016 y diciembre de 2020. Lejos de revertirse esta tendencia, en 2021 se observó un repunte en la venta de estos vehículos con un total, al primer trimestre, de 14,424 unidades, cifra muy superior a las cifras de trimestres de años anteriores, proyectándose ventas que pueden ser considerables al cierre de 2021 (pronóstico reservado).
También es imperante mencionar que México tiene una posición privilegiada por estar muy cerca fisca y económicamente de Estados Unidos, pieza fundamental para la manufactura de baterías y automóviles eléctricos en el mundo. Esta cercanía con el impulso del T-MEC da un mensaje claro para promover fuertes incentivos provenientes principalmente de los gobiernos estatales para atraer inversión nacional y extranjera para desarrollar el mercado que aproveche el litio dentro de la misma proveeduría local.
Esta posición privilegiada representa ventajas competitivas para crear cadenas de alto valor en materia de manufactura de baterías y automóviles eléctricos; a estos incentivos podría sumarse la colaboración y el acompañamiento de los mismos gobiernos estatales.
En ese sentido, los gobiernos estatales tienen la labor de aprovechar la oportunidad del mercado que se crea con la extracción del litio, incentivando a su industria manufacturera mediante la atracción de inversión. De esa forma, se impulsaría la producción de sistemas de almacenamiento de energía y vehículos eléctricos, entendiendo que es clave no desperdiciar el metal únicamente como materia prima de extracción y aprendiendo el comportamiento que mostraron otras industrias que obtienen ganancias superiores por la producción y venta de productos refinados, que de la exportación de la materia prima como lo es el petróleo crudo.
Comentarios finales
Para poder aprovechar el litio como un componente de la transición energética y un auxiliar de las economías circulares, debemos reflexionar sobre los siguientes pasos que tendremos que dar en todos los niveles de gobierno. Para empezar, tenemos que crear alianzas entre gobiernos estatales y actores estratégicos, como lo son las cámaras de producción de vehículos eléctricos. Sin duda, esta coordinación necesitará la certeza que provea el gobierno federal mediante una regulación equilibrada que permita la máxima rentabilidad del uso del litio hacia el interior del país.
Provocar un mercado planificado para la explotación y comercialización de este metal como energético del futuro comienza a tener una relevancia mayúscula en la transformación del sector transporte. Con otras tecnologías, como las energías renovables, el litio es y será imperante para disminuir los efectos adversos del cambio climático.
*Rodrigo Grimaldo López es ingeniero Petrolero por la Facultad de Ingeniería de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México. Cuenta con más de 3 años de experiencia en el área de perforación de pozos en el sector petrolero, 1 año e el sector de transporte y manejo de hidrocarburos en superficie, 1 año desarrollando proyectos de generación y almacenamiento de energía eléctrica en generación distribuida en la industria privada y 4 años en la administración pública en diseño e implementación de políticas públicas del sector energético. Se ha desempeñado como Ingeniero de Proyecto en el área de perforación y mantenimiento de pozos en Schlumberger. Asimismo, en el gobierno federal se ha desempeñado en la Unidad de Electricidad de la Comisión Reguladora de Energía (CRE). También ha trabajado para Enlight-ENGIE en el desarrollo e implementación de proyectos de generación distribuida a nivel comercial e industrial y la implementación de sistemas de almacenamiento de energía eléctrica. Por último se encuentra colaborando con la Agencia de Energía del Estado de Puebla en el seguimiento del desarrollo de proyectos energéticos