El entorno económico mundial está cambiando a partir de la transición energética, por lo que es necesario que los bancos centrales se replanteen la estrategia inflacionaria para mantener la estabilidad para los consumidores, consideró Philippe Waechter, Chief Economist en Ostrum Asset Management.
De acuerdo con Gita Gopinath, ex-economista en jefe del FMI, la economía del mañana podría ser más inflacionaria que en el pasado, por dos razones principales.
La primera se relaciona con las restricciones de la oferta, donde las restricciones al comercio y la inversión directa afectan directamente el flujo de los procesos de producción.
Esto se pudo ver durante el periodo de la pandemia y la recuperación después de la emergencia sanitaria, así como a partir de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, lo que dio pie al nearshoring.
La segunda razón es la consecuencia de los ajustes que marcarán el largo periodo de la transición energética. Los trastornos resultantes tendrán efectos inflacionarios. También puede ser positivo para facilitar ajustes macroeconómicos, dijo la especialista.
La economía cambia radicalmente con la transición energética. Los bancos centrales también deben tener esto en cuenta. Cambiar el nivel de la meta de inflación es una forma de adaptarse a este nuevo entorno sin perder credibilidad, comentó Waechter.
Actualmente, a nivel internacional, los bancos centrales de los países desarrollados se han impuesto como meta una inflación de dos por ciento para mantener un mercado laboral fuerte, acompañado de crecimiento económico sin generar impactos para el consumidor.
Sin embargo, “no existe una base teórica que identifique una tasa de inflación óptima con tendencia hacia este número mágico”.
En un artículo publicado en el periódico francés Les Echos, Olivier Blanchard, economista francés y ex jefe del Fondo Monetario Internacional, sugirió que los bancos centrales modifiquen su meta de inflación y la establezcan en tres por ciento.
De acuerdo con Waecther, el argumento de Blanchard apunta a que el principal riesgo de una inflación persistente está en los salarios, pero en sentido contrario, la inflación puede reducirse a partir del plan de estímulo del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, para acelerar la transición energética, pero los empleados no desean ver reducido su poder adquisitivo de forma permanente.
“Con el tiempo, pueden demandar aumentos salariales a riesgo de causar efectos de persistencia” de la inflación, aseguró el analista de Ostrum Asset Management.