Desde noviembre de 2020, México dejó de importar combustóleo, un combustible altamente contaminante e ineficiente y que está en proceso de ser vetado a nivel internacional para la mayoría de sus usos; sin embargo, el país, a través del Sistema Nacional de Refinación (SNR) sigue incrementando la producción de este insumo.
Las cifras de Petróleos Mexicanos son evidentes: la producción de combustóleo en el país ha ido al alza desde el arranque del sexenio.
En diciembre de 2018, la producción promedio diaria del combustóleo era de 148.8 mil barriles diarios (mbd) y se ubicaba por debajo de la obtención de gasolinas.
Sin embargo, para agosto de 2020, la producción del combustible conocido como “la leña del diablo” ya había superado la de gasolinas. En ese mes se obtuvieron 207.7 mil barriles diarios, contra 154.8 mbd de gasolina.
Para mayo de este año, la cifra más reciente, las refinerías de Pemex produjeron cada día 273 mil 800 barriles de combustóleo, teniendo su punto más alto del sexenio en abril de este año, cuando se produjeron 322 mil 500 barriles diarios, es decir 116 por ciento más que al inicio de la administración.
Para Oscar Ocampo, coordinador de Energía y Medio Ambiente del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), una de las cosas en las que ha sido modestamente exitoso Pemex es en la rehabilitación de las refinerías.
El problema, dice, el especialista, es que se alimentan con crudo pesado y tres de las seis refinerías que funcionan no tienen coquizadoras para procesar este material.
De acuerdo con Greenpeace, el combustóleo es el residuo que queda después de refinar petróleo crudo. Se prepara con otros materiales residuales que se mezclan entre sí y contiene un alto porcentaje de azufre.
Ocampo aseguró que el combustóleo no tiene un mercado muy amplio, porque es un combustible de menor valor agregado que las gasolinas, pero una parte se puede colocar en la industria eléctrica, como combustible para la marina mercante, o bien, enviarlo a las refinerías de Texas y Louisiana, donde sí tienen coquizadoras para procesar este material.
De acuerdo con Gonzalo Monroy, director general de la consultora GMEC, el crudo maya, que tiene un alto contenido de azufre, genera que de la destilación atmosférica se obtenga mayormente combustóleo, pero lo ideal es que a través de las coquizadoras, se obtengan otros productos refinados, que pueden ser diésel o gasolinas.
Actualmente, consideró, el combustóleo que produce el país es excesivo, mismo que se colocó en algunas plantas térmicas convencionales de la Comisión Federal de Electricidad, o bien, Pemex lo vendió a otras refinerías en Estados Unidos.
Del total de la producción de combustóleo en México durante los primeros cinco meses del año, es decir un promedio diario de 298.8 mil barriles diarios, se exportaron 219 mil barriles diarios, lo que representa 73 por ciento del total.
Solución, a largo plazo
Para Fluvio Ruiz, ex consejero de Pemex, el combustóleo es el gran cuello de botella que enfrenta la refinación en el país, pero es un problema que se resolverá una vez que estén concluidas las coquizadoras de las refinerías de Tula y Salina Cruz.
El experto refirió que las seis refinerías que hoy operan en el país fueron diseñadas cuando el país producía más crudo ligero, mientras que en la actualidad el petróleo que predomina en el país es el pesado.
Fluvio Ruiz destacó que en el sexenio ha habido un incremento en la producción de refinados.