La secretaria de Energía, Rocío Nahle García, envió un mensaje categórico al sector privado sobre los temores desenvueltos alrededor de la reforma constitucional en materia eléctrica: el Estado no va a nacionalizar ni un tornillo.
“Los privados podrán seguir en el mercado y no se les va a nacionalizar ni un tornillo, ni tuerca”, aseguró en la conferencia de prensa matutina del presidente Andrés Manuel López Obrador, que fue dedicada a explicar los alcances de la reforma que envió el jefe del Ejecutivo pasado el 30 de septiembre a la Cámara de Diputados, para fortalecer a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
La propuesta establece la eliminación de todos los contratos de proveeduría de energía eléctrica con el sector privado, que sería aplicable a los acuerdos firmados después de 2013.
Al respecto, organismos como el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) consideran que la iniciativa incluye propuestas que pueden resultar en “expropiaciones indirectas”.
Además, el Consejo Ejecutivo de Empresas Globales (CEEG) había advertido que esta reforma ahuyentará la inversión y encarecerá el servicio.
En la conferencia de hoy, Nahle afirmó que el problema del sistema eléctrico mexicano es que puede detonar un incremento acelerado de tarifas, como el que ocurre en España, donde el costo de la electricidad está en máximos históricos.
Por ello, la reforma busca acotar la participación de los privados, aunque se mantendrá el negocio para las compañías que se queden en el país, aclaró.
La funcionaria insistió en que las energías renovables “no son tan baratas”, debido a los altos costos que representan los Certificados de Energía Limpia (CEL) para la CFE.
Según Nahle, la reforma de 2013 no estipuló que la CFE tuviera acceso a los CEL por la energía limpia que ya produce a partir de sus plantas nuclear, geotérmicas o hidroeléctricas.
La reglamentación vigente de los CEL establece que para obtenerlos una empresa debe contar con una planta que genere energía renovable, siempre y cuando haya sido construida después de 2014.
Los certificados fueron creados para estimular la inversión en plantas nuevas de energías renovables.
“Actualmente, la CFE ha pagado más de seis mil millones de estos certificados a 335 centrales privadas. Al finalizar el contrato se habrá subsidiado a prácticamente 50 por ciento de la inversión inicial en estas plantas”, advirtió Nahle.
Si estos contratos no se cancelan, añadió, a 20 años la CFE va a tener que pagar más de 100 mil millones de pesos en esto. “O sea, nos salen muy caros. Eso de que es muy barata, no es cierto”, concluyó.
Se otorga un certificado por cada megawatt producido en una central de energía renovable, o limpia, y su costo fluctúa de acuerdo con el mercado.
En la actualidad, su precio se ubica entre los 8 dólares cada uno a corto plazo; es decir, entre uno y cinco años, o 5 dólares a largo plazo, de cinco años en adelante.