Pemex reconoció que es incapaz de competir con el sector privado en las diferentes áreas en las que se abrió el mercado.
Uno de los apartados de la forma 20F, que Pemex está obligado a presentar ante el regulador estadounidense, se titula “El aumento en la competencia en el sector energético puede afectar adversamente nuestros negocios y comportamiento financiero”.
Ahí, Pemex rememora que la Ley de Hidrocarburos permite a otras empresas de petróleo y gas realizar ciertas actividades relacionadas con el sector energético.
“Como resultado, enfrentamos competencia por el derecho a explorar y desarrollar nuevas reservas de petróleo y gas en México. También enfrentamos competencia en relación con ciertas actividades de refinación, transporte y procesamiento, así como la distribución y venta de gasolina y otros combustibles. El aumento de la competencia podría dificultarnos la contratación y retención de personal calificado, especialmente para la venta de gasolina. Si no podemos competir exitosamente con otras compañías de petróleo y gas en el sector energético en México, nuestros resultados de operación y situación financiera pueden verse afectados adversamente”.
La cuestión es que si Pemex no se pone las pilas, habrá problemas financieros y de deuda, porque la competencia siempre estará ahí.
¿No que no?
Por si alguna duda le queda, a Pemex no le quedó de otra que negociar con Talos para poder operar y administrar Zama.
Una pugna de años ha detenido el desarrollo del yacimiento más grande que ha descubierto la iniciativa privada en México y uno de los 10 más grandes de la historia del país. Todo gracias a la Reforma Energética de 2013, pero no le digan a nadie, por favor.
Primero, en la CNH se dieron cuenta que Zama iba más allá de su delimitación y se encimaba con el pozo Uchukil, de Pemex, por lo que era necesario que se pusieran de acuerdo para ver cómo se iban a repartir el pastel. Pemex quiso avorazarse y no se alcanzó un acuerdo, por lo que entonces la responsabilidad cayó en la Sener que le levantó la mano a la petrolera mexicana.
Pero Talos no se quedó de brazos cruzados y primero metió una notificación de disputa, un paso previo al arbitraje, para negociar “por las buenas”. Como no hubo respuesta, inició un arbitraje internacional este año y entonces sí, desde Palacio Nacional se escuchó un “ahí muere, vamos a platicar”. El botón de muestra: el 18 de mayo de este año, Talos le puso pausa al arbitraje internacional por Zama.
Cómo son las casualidades de la vida que menos de 15 días después de que congelaron el arbitraje, el presidente salió a decir que ya se estaba alcanzando un acuerdo con el consorcio. Parece que se dieron cuenta en Moneda #1, que más allá de las fronteras se tiene que respetar “el librito”.
La culpa es del Covid
La Sener reconoció que en 2021 no se alcanzaron las metas de generación de energías limpias, pero dice que la mayor parte de la culpa fue del Covid.
No vaya usted a pensar mal de la Comisión Reguladora de Energía que ha congelado desde 2020 la entrega de permisos para las centrales nuevas de generación de energías renovables, no. Fue el Covid.
Alguien dijo alguna vez que la pandemia le cayó “como anillo al dedo” a la Cuarta Transformación, ¿se acuerda?
En el Prodesen 2022-2034, la Sener justifica que entre los factores que impidieron alcanzar la meta de generación de energías limpias, establecida en 30% y de la que solo se llegó a 29.5%, fue el atraso de la entrada de proyectos de generación privados y públicos, así como las suspensiones judiciales a instrumentos de planeación que garantizarían una incorporación segura de centrales de generación con fuentes renovables a las que insisten en llamar intermitentes.
Pero también asegura que se impidió que la CFE inyectara toda su energía limpia, a través de hidroeléctricas, geotermia y energía nuclear. De nuevo, el punto es beneficiar a la CFE por encima de todos.
De poco sirve la justificación, ya que en el mismo documento reconoce que la Transición Energética se ha a retrasar tan solo ¡13 años!… pero la culpa es del Covid.