Esta semana, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) hizo un ajuste de política petrolera, pero no implica un cambio en los niveles de producción acordado previamente por el grupo ampliado del organismo, conocido como OPEP+, consideró el banco privado Julius Baer.
“Creemos que la política petrolera sigue siendo un elemento de incertidumbre clave en el futuro, sobre todo porque varios desafíos podrían socavar la cohesión de las naciones petroleras. Los últimos ajustes no alteran las tendencias establecidas”, señaló el banco en un análisis.
En la reunión, Arabia Saudita se comprometió a reducir los suministros en un millón de barriles por día en julio, los recortes del grupo anunciados en abril y efectivos desde el mes pasado se extienden hasta 2024, y el grupo acordó cómo alinear los niveles de producción base de cada miembro con las realidades reales de suministro a partir del próximo año.
“Los esfuerzos adicionales de Arabia Saudita son algo sorprendentes pero se alinean con el papel de liderazgo del país”, mencionó el banco.
Sin embargo, consideró que el impacto de la decisión en el mercado dependerá de distintos factores, especialmente Arabia Saudita ha sido bastante explícita en ver el mercado sesgado por especuladores en semanas anteriores.
“El sentimiento del mercado petrolero parece ser bastante bajista, en gran medida influenciado por la pérdida de impulso económico de China. Sin embargo, cuanto más benignos sean los precios en respuesta a las decisiones, más expuesta quedará Arabia Saudita con su movimiento unilateral”, recordó el banco.
Prevé división en la OPEP+
El banco privado Julius Baer advierte sobre la posibilidad de división al interior de la OPEP+, pues cada país empieza a velar por sus intereses particulares.
“Algunos miembros podrían tomar menos en serio el cumplimiento en el rastro del liderazgo de Arabia Saudita. Países como Libia, Irán y Venezuela hasta la fecha operan fuera de cualquier restricción de cuotas pero continúan aumentando su producción, lo que podría desafiar la cohesión del grupo en el futuro, una cohesión que ha sido inusualmente alta desde mediados de 2020”, estimó el banco.
Bajo este contexto, la política petrolera se mantendrá como un elemento de incertidumbre para el mercado, que añade ruido y volatilidad pero no altera significativamente las tendencias establecidas.
“Estas tendencias siguen dominadas por la demanda de petróleo estancada en el mundo occidental, la creciente producción de shale y los flujos de Rusia que se mantienen. El aumento de nerviosismo percibido entre las naciones productoras de petróleo con las condiciones del mercado se alinea con esta evaluación”, concluye el análisis de la institución financiera.