Para poder ofrecer un mejor precio a los consumidores, primeramente es necesario conocer toda la cadena de suministro y, con ello, poder identificar las áreas de oportunidad en cada una y sus principales retos, que nos permitan disminuir los costos de electricidad.
Esta fue una de las primeras cosas que planteó la reforma, al pasar de una empresa centralizada encargada de toda la cadena de suministro (CFE), a un sector eléctrico donde se separan las actividades, con el fin de incentivar la competencia donde sea posible y regular los precios donde no.
Ello nos dejó la separación del sector en cuatro sectores: generación, transmisión, distribución, y comercialización, esto con un operador del sistema (CENACE), un regulador (CRE) y un ente encargado de la política energética (SENER).
“Una contrarreforma pareciera ser un paso atrás en el objetivo primordial de una industria eléctrica que debe ser proveer electricidad barata de forma continua y lo más limpia posible a sus consumidores”.
Lo primero que hay que señalar es transmisión y distribución, las cuales corresponden a las redes mediante las cuales transportamos la energía eléctrica desde donde se produce a donde se consume y se las considera monopolios naturales, debido a que sus altos costos de inversión hacen que sea inviable tener dos redes distintas e independientes para atender a los mismos usuarios.
Por esta razón las tarifas de transmisión y distribución son reguladas por la CRE, ya que al no tener una alternativa para usar la red, los consumidores podrían pagar precios altos por su uso si los mismos transportistas son quienes establecen sus tarifas.
Tomando esto en consideración, un aspecto muy importante y relevante es que los transportistas sean entidades totalmente neutrales, atendiendo por igual a todos los participantes, así sean públicos o privados, ya que para los consumidores finales el precio de uso de la red debe ser el mismo independientemente de quién genera o quién le suministra.
Para esto, transmisión y distribución cobran tarifas por cada kWh que se transporta por su red, y con ello deben ocuparse del mantenimiento de la red y las obras de expansión de la misma, pudiendo también establecer colaboración con otras empresas que les permita lograr su principal objetivo, tener la red lista para su uso en todo momento.
Si queremos reducir los costos finales al consumidor se tienen dos vías, una es reducir las tarifas reguladas que establece la CRE y la segunda disminuir las pérdidas en transmisión y distribución. Vale la pena señalar que la prioridad debe ser enfocarse en la segunda; de hecho, lo ideal es emplear las tarifas de transmisión para hacer mejoras importantes a la red que puedan traducirse en menores pérdidas, menores congestiones y más accesibilidad a todos los usuarios de las mismas.
Por otro lado tenemos los dos sectores donde podemos incentivar la competencia: generación y comercialización, por esta razón como parte de la reforma, se abrieron estos sectores a la participación privada.
Una perspectiva en que lo podemos ver es ¿cómo puede hacer CFE Suministrador de Servicios Básicos para comprar energía más barata, que le permita ofrecer mejores tarifas a sus usuarios?
Lo primero es que CFE puede comprar la electricidad a través de un contrato a un precio ya establecido o comprarlo directamente en el mercado de corto plazo. Para ello tendrá que diseñar una estrategia que le permita comprar barato cualquiera de estos.
Hay que recordar también que CFE Suministrador de Servicios Básicos (cualquier suministrador de servicio básico) solo puede hacer contratos de este tipo a través de las subastas de mediano y largo plazo, esto para incentivar los contratos más baratos.
Las subastas permiten a CFE establecer productos a adquirir (Potencia, Energía y Certificados de Energía Limpia), así como un precio máximo dispuesto a pagar por estos. De esta forma los generadores pueden competir entre ellos por contratos de 1, 2, 3 o 15 años según la subasta y la oferta que haga CFE.
De hecho, las tres subastas que se llevaron a cabo en 2016 y 2017 rompieron récords de precio por megawatt-hora (MWh) a nivel mundial, llegando hasta los 20 dólares por MWh (0.4 pesos por kWh).
Conforme más contratos competitivos puedan firmarse entre generadores y suministradores, poco a poco se van desplazando contratos más caros, lo que permite gradualmente bajar los costos de la energía eléctrica. Sí a esto le sumamos una mayor cantidad de suministradores que compitan por ofrecer mejores precios a sus consumidores finales, podemos reducir costos tanto en la generación como en el suministro de energía.
Aun así, uno de los retos más grandes a superar antes de que esta reducción se pueda traducir en los hogares mexicanos es el subsidio. Antes de bajar en términos reales el costo de la electricidad para los hogares, debe bajar el subsidio, con lo que se necesita primero bajar los costos del mismo.
En 2016 la Agencia Internacional de Energía (IEA) publicó un informe sobre México, estimando que este proceso gradual de eliminación de subsidios podría tomar 20 años de mantenerse las inversiones actuales, las subastas de largo plazo, el retiro de la generación principalmente basada en diesel e inversiones en transmisión.
Regresar la industria eléctrica a una empresa centralizada encargada de toda la cadena de suministro revertiría estos avances en identificar las áreas de oportunidad en cada sector de la cadena que permitan reducir costos en electricidad.
Esto, sumado a que con la desaparición del regulador, los monopolios naturales podrían ahora imponer las tarifas que consideren más adecuadas, no siendo necesariamente más eficientes.
Una contrarreforma pareciera ser un paso atrás en el objetivo primordial de una industria eléctrica que debe ser proveer electricidad barata de forma continua y lo más limpia posible a sus consumidores.