El año pasado, los subsidios mundiales en combustibles fósiles superaron por primera vez en la historia el billón de dólares, de acuerdo con estimaciones de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés).
“Los subsidios récord del año pasado, en medio de la crisis energética mundial desencadenada por la invasión rusa de Ucrania, duplicaron los niveles de 2021, que ya eran casi cinco veces los vistos en 2020”, advierte el organismo energético internacional más grande del mundo.
Los desembolsos contrastan con el Pacto Climático de la COP 27, que se realizó en Glasgow, Escocia.
El pacto establece eliminar gradualmente los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles, al tiempo que brindan apoyo específico a los más pobres y vulnerables.
El análisis de la IEA muestra que muchas de estas medidas gubernamentales no estaban bien dirigidas y, si bien pueden haber protegido parcialmente a los clientes de los costos vertiginosos, mantuvieron artificialmente la competitividad de los combustibles fósiles frente a las alternativas de bajas emisiones.
Las estimaciones preliminares del organismo para 2022, apuntan a que los subsidios al petróleo aumentaron alrededor de 85 por ciento, mientras que los subsidios al consumo de gas natural y electricidad se duplicaron con creces.
Los altos precios de los combustibles fósiles fueron la razón principal de la presión alcista sobre los precios mundiales de la electricidad, lo que representa 90 por ciento del aumento en los costos promedio de generación de electricidad en todo el mundo, pues solo el gas natural representa más de 50 por ciento.
“Los gobiernos tomaron una variedad de medidas para proteger a los consumidores de los peores efectos de la crisis energética. El más común, como siempre, fue simplemente fijar las tarifas de los usuarios finales, o limitar los aumentos en los precios de los combustibles o la electricidad”, detalló el documento.
El seguimiento anual del organismo apunta a que el año pasado se comprometieron más de 500 mil millones de dólares en gastos adicionales para reducir las facturas eléctricas, principalmente en las economías avanzadas, a lo que se suman los subsidios aplicados a los combustibles fósiles.
“Estas medidas incluyeron exenciones de varios impuestos y gravámenes, mecanismos de compensación para diferentes grupos de consumidores afectados, esfuerzos para flexibilizar los plazos de pago o poner una moratoria a las desconexiones por falta de pago. Muchas empresas de servicios públicos y otras empresas de energía, así como industrias que consumen mucha energía, recibieron apoyo adicional para administrar los costos más altos relacionados con el combustible, especialmente para el gas y la electricidad”, mencionó el estudio.
Eliminar subsidios, paso clave para la transición
De acuerdo con el organismo internacional, la eliminación gradual de los subsidios a los combustibles fósiles es un ingrediente “fundamental” para impulsar una transición exitosa de energía limpia.
“Sin embargo, la crisis energética global de hoy también ha puesto de relieve los desafíos políticos de hacerlo”, detalló.
El organismo detalla que la volatilidad de los precios de los combustibles fósiles demuestran que el sistema energético actual es insostenible y pone de relieve los beneficios de la transición energética, pero estos episodios tienen un costo económico y social significativo.
Sin embargo, los subsidios impulsados por la crisis energética van en contra de los compromisos de eliminar gradualmente los apoyos fiscales, pues la prioridad es proteger a los consumidores.
“Las acciones gubernamentales resultantes reducen las dificultades, pero también debilitan los incentivos para que los consumidores ahorren o cambien a fuentes alternativas de energía, y consumen fondos públicos que podrían gastarse en otras áreas, incluso en transiciones de energía limpia”, advierte la IEA.
Además, los altos precios de los combustibles fósiles afectan a los más pobres, pero los subsidios rara vez los benefician, pues están mal dirigidos y terminan apoyando a los más ricos.
“La focalización efectiva para proteger a los grupos vulnerables requiere inversiones en una mejor recopilación de datos y en el establecimiento de mecanismos efectivos de transferencia de efectivo”, sugiere el organismo liderado por Fatih Birol.
Por ello, el organismo señala que es mucho mejor para los gobiernos gastar tiempo y dinero en cambios estructurales que reduzcan la demanda de combustibles fósiles, en lugar de implementar ayudas de emergencia cuando los precios de los combustibles suben.