La transición energética es una condición necesaria para la supervivencia mundial, sin embargo, representa obstáculos que en la actualidad son difíciles de vencer.
Entre estos obstáculos se encuentran: la dependencia en la energía fósil, la desigualdad en la riqueza de la población y elevados costos complicados de mantener, así lo aseguró Luca Ferrari, investigador del Centro de Geociencias de la UNAM.
Al participar en la conferencia virtual “La transición energética necesaria, sin duda, pero ¿posible?”, el especialista enumeró los límites que todavía se tienen que resolver para alcanzar el mayor uso de energía renovable, entre los que destacan:
- El límite energético: el cual refiere que la infraestructura renovable depende todavía de los combustibles fósiles.
- El límite material: Ferrari recordó que, por ejemplo, no hay suficientes minerales críticos para electrificar el transporte y el almacenamiento.
- El límite ecológico: El incremento del impacto ambiental en la minería y en otras áreas necesarias para construcción de insumos para la energía renovable. Sumado a una mayor inflación que encarece también esta materia prima e insumos.
El experto reiteró que las energías renovables dependen de las fósiles en todo su ciclo de vida. Por ejemplo, casi el 80 por ciento del acero del mundo, se hace con mineral de hierro y no hay otra manera de hacerlo más que con carbón.
En el caso de los paneles solares, éstos requieren de una tecnología que a su vez necesita de refinación y altas temperaturas, que no se alcanzan con la concentración solar.
Ferrari señaló que otro obstáculo es el elevado consumo energético a nivel mundial, que podría ser insuficiente cubrir con las energías renovables.
Asimismo, el especialista explicó que el cambio climático es sólo uno de los síntomas de la crisis ecológica que enfrenta el mundo, pero no lo es todo.
En esta crisis, dijo, también existe la deforestación, la sobre explotación de los océanos, la extinción de las especies, la destrucción de la biodiversidad, así como también la contaminación del agua, suelo y aire.
“Estos son temas que evidentemente una sola reducción de CO2 no van a solucionar. Luego está la crisis en el aspecto social”, comentó Ferrari.
La desigualdad como factor de la injusticia ambiental
Dentro de la crisis social, el especialista hizo referencia a la desigualdad en la riqueza de la población mundial.
Pues a pesar de que haya un crecimiento económico, “éste no necesariamente se refleja en una mayor calidad de vida para todos; no es suficiente para acabar con la pobreza extrema”.
El investigador refirió que solamente el 1.1 por ciento de la población mundial, posee casi la totalidad de la riqueza, producto del crecimiento económico.
Asimismo, explicó que, a nivel mundial, el 10 por ciento de las personas son responsables de casi el 50 por ciento de las emisiones. “La desigualdad es un factor más importante que el tamaño de la población en cuanto a impacto ambiental”, expresó.
En este sentido, Ferrari agregó que la desigualdad también se encuentra en cada país; por ejemplo, en América Latina, el 10 por ciento de personas con mas riqueza, emite siete veces mas gases contaminantes que el pobre.