Alvaro Ríos Roca*/ para Energía a Debate
Vaca Muerta es una formación geológica que ha producido hidrocarburos convencionales en Argentina por muchas décadas. Una vez que los norteamericanos con tecnología comenzaron a hacer rentable el fracking para obtener gas natural, los estudios mundiales mostraban que Vaca Muerta era un shale muy extenso y con recursos técnicamente recuperables de gas natural de 802 trillones de pies cúbicos.
Como los yacimientos convencionales argentinos estaban en franca declinación, especialmente en el norte del país, gobierno y empresas operadoras con el conocimiento geológico de la formación, con algo de infraestructura de transporte y procesamiento existente, en una zona desértica y con disponibilidad de agua y empresas de servicio que podían apoyar los desarrollos, se lanzaron a probar la formación e iniciaron la perforación de pozos pilotos, verticales inicialmente, para luego terminar en pozos horizontales.
Es así que se va probando que el shale de Vaca Muerta es bastante prolijo y que con la tecnología adquirida de Estados Unidos, que mejoraba día a día, se podía producir competitivamente gas natural y también petróleo. Pero claro, Argentina no es Estados Unidos. En nuestra Argentina, existen cambios a las reglas, fuerte regulación y subsidios de precios, problemas laborales con poderosos sindicatos, imposibilidad de acceso a dólares y a repatriación de utilidades y un tipo de cambio inestable. El panorama para invertir es totalmente incierto.
El gran problema argentino resulta ser el gas natural. El año 2013 tuvo un déficit energético cercano a los 25 mil millones de dólares, con dantescas importaciones de gas natural licuado (GNL) a precios de 20 dólares por millón de BTUs (USD/MMBTU) y a 11 USD/MMBTU por ducto desde Bolivia. Mientras a los productores nacionales en Argentina se les pagaba alrededor de 2.70 USD/MMBTU. Algún economista se ganará el Nobel algún día explicando la lógica de los gobernantes de esa época.
Entrando en tema, en el año 2008 el gobierno de Cristina Fernández emite la Resolución 24/2008 (Plan Gas) que lanzaba un incentivo de precio de gas de 5.20 USD/MMBTU para producción incremental y sujeta a muchas aprobaciones y revisiones. Lo que logra es que varias empresas hagan estudios y se animen a programar algunos pozos pilotos tendientes a probar la formación.
El mismo gobierno de Cristina Fernández, ya en medio del dantesco déficit energético el 2013, lanza la Resolución 1 (Plan Gas 1), en la cual se dan mayores incentivos de precios con 7.50 USD/MMBTU. El mismo gobierno, entonces saca la Resolución 60/2013 (Plan Gas 2) con mayor flexibilidad y con diferencial de precios que tampoco generó ninguna credibilidad para que se avance con un programa masivo de factory drilling para incrementar producción y reducir el fuerte déficit energético.
Así se produjo el cambio de mando al gobierno de Mauricio Macri en diciembre del 2015 y por supuesto que el mercado y las empresas (que ya tenían conocimiento del shale) miraban con optimismo la llegada de una gestión diferente más pro inversión. Bueno, empezada la gestión de Macri se aprueba la Resolución 74/2016 (Plan Gas 3) que ratificaba con algunas flexibilizaciones un precio incentivo de 7.50 USD/MMBTU.
Con los precios de mercado internacionales en caída, un precio fijo no reflejaba la realidad y el 2017 se aprueba la Resolución 46 con precios que daban incentivos de 7.5 USD/MMBTU (2017) hasta 6.0 USD/MMBTU (2021) para luego hacer que el mercado funcione entre importaciones y producción interna. Algunas empresas, entre ellas Tecpetrol, se animaron y comenzaron a hacer masivos desarrollos lo que comenzó a subir producción, destacándose Fortín de Piedra.
Empero, los términos bajo los cuales las empresas invirtieron según ellas no se cumplieron y tampoco se pudo recomponer los precios de gas en el mercado interno. Las fracturas comenzaron a disminuir y la producción de gas comenzó a declinar este 2020.
Llegamos al gobierno actual de Alberto Fernández que ahora perfila el Plan Gas 4 con precios de mercado interno de 3.40 USD/MMBTU y precios más elevados de 4.25 USD/MMBTU en invierno y algunas otras libertades a exportaciones futuras. Vamos a ver qué resulta de este nuevo plan.
Lo cierto es que el gas de Vaca Muerta puede ser producido competitivamente y llegar con facilidad a Chile, Uruguay, incluso Brasil ya sea por Uruguay o por Bolivia, si no hay descubrimientos en este país. También puede enviarse al mercado mundial como GNL.
Sin embargo, 12 años después continúa la incertidumbre en un shale tan prolijo, con tres gobiernos y 5 resoluciones diferentes. Los norteamericanos en doce años estaban produciendo 45 billones de pies cúbicos por día de shale gas y comenzaban a exportar gas al mundo entero, incluyendo a Argentina. Una nostálgica América Latina.
*Ex ministro de Hidrocarburos de Bolivia y actual socio director de Gas Energy Latín América.