Al cierre del año pasado, las emisiones totales de metano alcanzaron 135 millones de toneladas, lo que se ubicó ligeramente por debajo de los niveles record de 2019, de acuerdo con el estudio Global Methane tracker 2023, elaborado por la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés).
De acuerdo con el documento, las emisiones son demasiado altas y no se reducen con la rapidez necesaria, incluso mientras el incremento de los precios de la energía ocasiona que las acciones para reducir las emisiones de este gas, sean más baratas que nunca.
La IEA recordó que el metano es un gas de efecto invernadero mucho más potente que el dióxido de carbono y uno de los principales factores que aceleran el calentamiento global.
Una de las ventajas que hay en la actualidad, detalla el estudio liderado por Tim Gould, Chief Energy Economist de la IEA, así como por Christophe McGlade, jefe de Unidad de Abastecimiento de Energía del organismo, es la disponibilidad de los datos satelitales, mismos que pueden marcar un punto de quiebre para la transparencia, así como para entender las emisiones de metano.
Según el reporte, uno de los eventos mencionados en el estudio fue la quema de gas natural extraordinaria de 17 días por el mal funcionamiento de la infraestructura en México, mismo que fue reportado en enero del año pasado.
Otro evento que tuvo una importante aportación a las emisiones de metano fue la explosión del gasoducto Nord Stream, una infraestructura que conecta a Rusia con Europa, mismo que provocó una gran cantidad de liberación de metano en la atmósfera, añade el documento.
Sin embargo, el estudio precisa que las operaciones comunes del sector de petróleo y gas a nivel mundial, emiten diariamente la misma cantidad de metano que al explosión del gasoducto Nord Stream. “Estas emisiones son innecesarias e inaceptables”, sentencian.
Buenas noticias
De acuerdo con el documento, entre las buenas noticias que se pueden encontrar, pese a las altas emisiones de metano del año anterior, es que la liberación de este compuesto en las operaciones de petróleo y gas se puede reducir 75 por ciento con la tecnología disponible en la actualidad, a lo que se suma que estas reducciones nunca habían sido tan baratas.
Para alcanzar esta meta, las empresas del upstream podrían dedicar menos de tres por ciento de sus ingresos del año pasado para alcanzar la inversión de 100 mil millones de dólares necesarias para alcanzar esta meta.
La semana anterior, el propio Birol señaló que las ganancias de las petroleras a nivel mundial alcanzaron cuatro billones de dólares el año anterior, lo que significó 2.6 veces el promedio de los últimos años.
En ese momento, el directivo del organismo internacional energético más grande del mundo mencionó que el sector tiene una oportunidad única para invertir “una parte significativa de las ganancias en transiciones de energía limpia, especialmente en economías emergentes y en desarrollo”.
Además, el estudio señala que detener todo el venteo no emergente y reducir las emisiones de metano podría aportar 200 mil millones de pies cúbicos adicionales al mercado de gas natural.
Este monto supera las importaciones totales de gas que realizaba la Unión Europea de Rusia en un año, previo a la invasión a Ucrania y podría fortalecer la seguridad energética, al mismo tiempo que se reducen las emisiones.
En el mercado minero, también existe tecnología que puede reducir las emisiones de metano a la mitad.
Asimismo, la IEA detalló que su nuevo Mapa regulatorio muestra a las empresas y creadores de políticas públicas lo que pueden hacer para impulsar esas reducciones.
Además, los esfuerzos para combatir las emisiones de metano han ganado impulso.