La Transición Energética (TE) no es producto de la preocupación por tener un mundo más sustentable y el litio no es el mejor mineral para el desarrollo de este proceso, es parte de los planteamientos del libro “Litio en América Latina. Demanda global contra daño socioambiental”, presentado el martes de esta semana.
“La Transición Energética surge de la preocupación por la crisis de los combustibles fósiles de los años setenta”, aseguró Aleida Azamar, coordinadora de la obra, al referirse a la crisis del petróleo derivada de los conflictos entre los países árabes y el gobierno del ex presidente norteamericano Jimmy Carter (1977-1981).
“El problema de la interpretación que se tiene sobre la TE es que deriva de una propuesta política para enfrentar los retos de la escasez energética que se percibían como una amenaza futura para Estados Unidos desde la década de 1970, por lo que este término se menciona/utiliza por primera vez en 1977 como parte de un discurso del presidente estadounidense Jimmy Carter, refiriéndose a la intención de preparar a su país para la tercera transición energética en la historia humana hacia un mundo post petróleo, en el que se utilizaría de forma más intensiva el carbón y otras fuentes renovables como la energía solar ante la escasez del petróleo”, plantea Azamar en el primer capítulo dedicado precisamente a la Transición Energética.
El libro fue presentado y comentado por Luca Ferrari, investigador del Centro de Geociencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), campus Juriquilla, y por Bruno Fornillo, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina, así como por la coordinadora.
En el evento, realizado en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), unidad Xochimilco de la Ciudad de México, Azamar también aseguró que el litio no es el mejor mineral para la Transición Energética, toda vez que no produce energía, aun cuando está considerado entre los 10 o 15 minerales estratégicos para este proceso.
“Vale la pena decir que el litio no nos ayuda a producir energía, el litio se necesita tener para hacer las baterías que almacenen energía. Entonces, ni siquiera es uno de los mejores minerales para esta transición”, expuso.
En todo caso, señaló, para este propósito es mejor el cobre especialmente en las baterías con base en sodio, este último ha demostrado ser más adecuado para los autos eléctricos.
“Nos han vendido el litio como si fuera el oro blanco, como si fuera el petróleo, como si fuera el carbón. No alcanza, es solo una cuestión de producción”, subrayó la coordinadora de la obra.
Por su parte, Ferrari apuntó que Estados Unidos ve con mucho interés los yacimientos de litio al norte de México, cerca de su frontera del sur, especialmente ahora que –de acuerdo con su exposición– el mundo occidental se está quedando sin suficiente abasto de combustibles fósiles.
“Hay sospecha de que Estados Unidos evidentemente está muy interesado en un posible productor de litio que esté pegado en su frontera sur. Ese es un tema de la geopolítica muy relevante sobre todo porque en la actualidad el mundo occidental, Europa, Estados Unidos, etcétera, se han quedado prácticamente casi ya sin combustibles fósiles. El petróleo de lutitas de Estados Unidos es el último que queda, ya no le queda más a Estados Unidos”, afirmó.
Por ello, añadió, la Unión americana ha incluido al litio como parte de la integración energética de América del Norte, en la cual se encuentra el desarrollo de proyectos de gas natural, energía solar y eólica, entre otros.
Igualmente consideró como interesante que en México se haya reservado para el Estado la extracción y explotación del mineral, pero reconoció que por el momento no hay certeza en las reservas y que, en su caso, su desarrollo tardará entre 10 y 15 años.
Bruno Fornillo, en su oportunidad, hizo énfasis en la visión del libro sobre el panorama de la geopolítica, en la cual se presenta la apropiación de éste y otros recursos naturales del llamado Sur Global por parte de los corporativos capitalistas.
“Hay otra dimensión transversal que abarca el libro: un armazón jurídico, político, neoliberal realmente preocupante porque garantiza en cierto grado de apropiación privada de los recursos naturales latinoamericanos con mucha facilidad para las corporaciones globales, al punto tal de que las tenencias mineras son activos prácticamente inmobiliarios financieros aun cuando ni siquiera se da la producción; entonces, se especula con la tenencia de ese litio que ni siquiera están explotando y, en ese sentido, sí participa la naturaleza latinoamericana de circuito de especulación financiera. Es un problema de inicio”, aseguró.
(Presentación del libro “Litio en América Latina. Demanda global contra daño socioambiental” en la UAM-Xochimilco)
El libro fue editado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), en coordinación con la Sección de Publicaciones de la División de Ciencias y Humanidades de la UAM-Xochimilco.
En sus más de 270 páginas, la obra abunda en el mito de la Transición Energética y la importancia del litio en ella; los proyectos actuales de exploración y las reservas litio en el mundo, y desmiente la supuesta abundancia de este mineral en México.
Dedica capítulos especiales a los casos de Bolivia, Argentina, Perú y Brasil, en cómo se ha explotado este recurso y los resultados obtenidos.
Al respecto, Fornillo hizo una mención de que este libro es el primero que toca los casos de Perú y Brasil, toda vez que los estudios hasta ahora se han centrado en el llamado Triángulo de Litio, formado por Argentina, Bolivia y Chile.
Además de Aleida Azamar, en la obra también participan Jorge Antonio Campanini Tejerina, en la parte de Bolivia; Elaine Santos, en la de Brasil; Ramón Balcázar, sobre el extractivismo en la región de Atacama, y Fabiola Escárzaga y Roxana Loarte Villalobos, que exponen el caso de Perú.
El Grupo de Estudios de Geopolítica y Bienes Comunes (GyBC) se encargó de la parte relativa al caso argentino.