El Plan de Sostenibilidad de Pemex, proyectado para los próximos seis años, cuenta con un presupuesto máximo de cinco mil 75 millones de dólares, de acuerdo con el reporte presentado por la empresa productiva del Estado.
Este monto representa al menos cinco veces menos del presupuesto ejercido hasta el momento por la refinería Olmeca, que lleva invertidos más de 20 mil millones de dólares.
De acuerdo con los cálculos de la compañía, la inversión proyectada permitiría reducir 54 por ciento las emisiones de dióxido de carbono equivalente en el periodo estimado, tomando como año base el 2021.
En el documento, la empresa reconoce que hasta el momento la construcción del presupuesto no integra criterios que reconozcan el impacto de las emisiones de CO2 equivalente en las operaciones.
La mayor parte de la inversión propuesta en el acuerdo se concentra en la reducción de quema rutinaria de Pemex Exploración y Producción y los Centros Productores de Gas, así como el compromiso de hacer nuevos desarrollos sin quema rutinaria.
Esta inversión incluye de dos mil a tres mil millones de dólares de gasto de capital, así como de 75 a 125 millones de gasto operativo, lo que permitiría reducir 15 mil millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente.
La empresa también plantea un gasto operativo de 700 a 730 millones de dólares para la cogeneración eficiente, mientras que para la detección, cuantificación y eliminación de emisiones de metano, los recursos representan de 170 a 200 millones de dólares.
También incluye un apartado para la reducción de emisiones de metano y de dióxido de carbono, con un monto estimado de 400 a 420 millones de dólares de gasto de capital y hasta 150 millones de dólares adicionales de gasto operativo.
Mientras tanto, la reducción de emisiones en refinerías y plantas petroquímicas, que incluye la eficiencia energética y combustión en refinación y petroquímica, así como la reducción de quema rutinaria en refinación, suman recursos máximos de 450 millones de dólares.
Antecedentes
Petróleos Mexicanos ha sido duramente criticado por las altas emisiones de gases de efecto invernadero tanto en refinerías, como en campos petroleros.
En febrero de 2023, Pemex fue la tercera compañía peor evaluada, entre 286 empresas del sector petróleo y gas que integraron el análisis de la empresa Sustainalytics, en la evaluación de riesgo Ambiental, Social y de Gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés).
De acuerdo con el ranking de la compañía especializada en investigación ESG, entre las empresas del sector de petróleo y gas, Pemex tiene una evaluación de 64.7 puntos, por lo que supera por 24.7 puntos el riesgo “severo” en esta materia.
El resultado de Pemex es el tercero más alto y solo es superado por el resultado de compañías como Petróleos de Venezuela (89.8 puntos).
Sustainalytics clasifica una compañía como parte de su universo de negocio primario, por su mercado de capitalización, así como la inclusión en índices mayores a nivel global y regional.
De acuerdo con la empresa, el marco de referencia cubre de 20 a 30 indicadores de gestión, mientras que su marco integral cubre más de 70 indicadores de gestión.
El índice de riesgos ESG de Sustainalytics, señala la empresa, permite a inversionistas y las empresas identificar problemas que representan un riesgo financiero.
La medición incluye la magnitud de los riesgos ESG que no son atendidos por las empresas. “Una característica importante es que el rating representa una medición absoluta de los riesgos. En otras palabras, las calificaciones son comparables a través de diferentes sectores”.
La evaluación se compone principalmente de dos ejes, la exposición al riesgo y el manejo del mismo. La exposición al riesgo es la vulnerabilidad de una compañía o susceptibilidad a los riesgos ESG.
Además, las agencias internacionales, Moody’s y Fitch Ratings incluyen en sus acciones de calificación una evaluación de criterios ESG, donde Petróleos Mexicanos obtuvo la peor nota posible.
Por otra parte, la empresa fue señalada por científicos de universidades europeas de tener emisiones extraordinarias de metano en el complejo Ku Maloob Zaap, mientras que recientemente un análisis realizado por Francisco Barnés de Castro y Alejandro Villalobos, señala que en la refinería de Tula, las altas emisiones de dióxido de azufre y la quema de combustóleo, han elevado la contaminación de la Zona Metropolitana del Valle de México.
Mientras tanto, organizaciones ambientalistas han acusado que la refinería de Cadereyta, en Nuevo León, expulsa 90 por ciento del dióxido de azufre presente en la Zona Metropolitana de Monterrey.