La Auditoría Superior de la Federación (ASF) va a poner la lupa este año sobre los seis paquetes de contratos para la construcción de la Refinería Dos Bocas, esa obra que la ex secretaria de Energía, Rocío Nahle García, dejó inconclusa pero ya inaugurada.
Esta será la segunda vez que la ASF revisa la mega-obra. En febrero del año pasado el organismo había detectado, entre otras cosas, diversos contratos en asignación directa sin entregar suficiente información que lo justificara. Sin embargo, nadie salió raspado por eso.
Ahora bien, las auditorías de este año se darán en el contexto de un delicado y decisivo proceso electoral, en el que Nahle busca la gubernatura de Veracruz por el partido propiedad del presidente.
Así que en 2024 veremos si la Auditoría bajo el mando de David Colmenares Páramo podrá con la presión política y no nos saldrán que, al final de cuenta, todo está bien. Ya ve usted que eso suele suceder.
Órganos reguladores, la última intentona
El febrero próximo inicia el último periodo de sesiones del Congreso de la Unión y el presidente de la República lo sabe. Por ello está preparando toda la maquinaria gubernamental en las dos Cámaras –junto con las posiciones que ha ganado poco a poco en el Poder Judicial, por las moscas– para la segunda intentona de desaparecer los distintos organismos autónomos, entre ellos, la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH).
Esta ha sido una cruzada, que incluye a la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), que el mandatario federal emprendió desde el inicio de su administración, misma que no ha tenido éxito toda vez que es necesario modificar el texto de la Constitución. Es que la oposición no apoya con sus votos.
Durante el presente gobierno, los órganos reguladores coordinados en materia energética han visto reducido el presupuesto que se les asigna para cada ejercicio fiscal. Nosotros, por lo pronto, ya tenemos listas nuestras apuestas.
Desaire en Cadereyta
Pemex ya no ve lo duro, sino lo tupido. Ahora sus emisiones en la refinería de Cadereyta, Nuevo León, le están causando problemas con el gobierno de Samuel García Sepúlveda. Bueno, al menos eso debería ser, un problema, pero al parecer el director general de la refinería tiene asuntos más importantes qué atender.
Como seguramente usted ya sabe, la Secretaría de Medio Ambiente del gobierno neoleonés, al mando de Alfonso Martínez, solicitó por escrito una reunión con Martín Rodríguez, titular de la instalación, para el viernes pasado con el fin de conocer los planes y programas para reducir las emisiones de la refinería, pero el funcionario no asistió y ni avisó. Un desaire así no puede pasarse por alto, así que el Congreso local ya está pensando tomar cartas en el asunto.
El problema no es nuevo, la población de Cadereyta y municipios aledaños, como Monterrey, Guadalupe y Juárez, se han quejado desde décadas por los fuertes olores relacionados con la refinería, inaugurada en 1979. Por lo que se ve, al menos en lo que resta de la actual administración, el asunto continuará sin atender. Y la pregunta es, ¿será que esta refinería está más cerca de terminar como la extinta de Azcapotzalco?