El trastorno de la soberanía energética
El 2022 representa el tercer año de la pandemia de COVID-19 y el panorama de incertidumbre sobre si estamos llegando al final de ella o no todavía persiste. Los desafíos propios y ajenos para que los motores de la economía nacional se reactiven no son menores. Uno de ellos está relacionado con la constante presión que se experimentará durante el año en los precios de algunos energéticos y su posible impacto en la inflación en nuestro país. El descontento popular no es algo que sea relevante para Palacio Nacional, siempre que no se traduzca en costos electorales. Es en este contexto en el que, por un lado, el titular del Ejecutivo –fiel a su estilo– propone un decálogo de objetivos para que Petróleos Mexicanos sea pilar de su visión de soberanía energética y, por el otro, se discute en Parlamento Abierto la propuesta para modificar los artículos 25, 27 y 28 constitucionales para regresar al pasado la organización industrial del subsector eléctrico nacional. Para el espectador externo, la situación debe tratarse de una verdadera comedia trágica. ¿Por qué un país con vastos recursos para desplegar una industria eléctrica basada en la generación renovable está discutiendo la posibilidad de darle la ...